La senadora Leila de Lima, la principal opositora a la sangrienta guerra contra la droga del presidente filipino, Rodrigo Duterte, fue detenida ayer, acusada de narcotráfico, pero prometió seguir luchando contra el «sociópata asesino en serie» y llamó a los filipinos a levantarse contra su guerra antidrogas, que ha dejado más de 6.500 muertos desde su llegada al poder hace ocho meses.

En una declaración a la prensa poco antes de entregarse a la Policía, Leila de Lima dijo ser inocente de las acusaciones de narcotráfico que pueden costarle una cadena perpetua y prometió seguir manifestándose contra la «opresión» del Gobierno.

«Soy inocente. No son ciertos los cargos de que me beneficié del narcotráfico, de que recibí dinero y protegí a narcotraficantes», declaró la senadora, que pernoctó en el Senado, donde se había refugiado el jueves. Calificó su arresto de «venganza puramente política» y «basada en cargos fabricados».

De Lima, acusada de orquestar una red de tráfico de drogas cuando era secretaria de Justicia durante la anterior Administración de Benigno Aquino, se entregó ayer por la mañana.

Perteneciente al Partido Liberal, la también abogada, de 57 años, pasó casi una década tratando de vincular al actual presidente con escuadrones de la muerte supuestamente responsables de miles de muertes.

La vicepresidenta Leni Robredo, del Partido Liberal, dijo que esta detención supone un «acoso político».