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Duterte divide al país en el aniversario del derrocamiento de Marcos

La «guerra contra la droga» iniciada por el presidente Rodrigo Duterte está tensando cada vez más Filipinas. Ayer, la capital vivió enormes manifestaciones de uno y otro signo en el 31º aniversario de la revuelta que derrocó al dictador Ferdinand Marcos, a quien Duterte admira.

La capital filipina vivió dos importantes manifestaciones durante la conmemoración del fin de la dictadura de Ferdinand Marcos hace 31 años. Los opositores a Duterte se congregaron al mediodía en la avenida Epifanio de los Santos, la misma calle donde tuvo lugar la llamada «Revolución del Poder del Pueblo» con la que 31 años antes se logró derrocar a Ferdinand Marcos. Por su parte, el actual presidente filipino quiso ejercer un contrapeso y citó a través de redes sociales a sus afines en el parque Rizal, situado en el centro de la capital.

Duterte acusó a los manifestantes de la Avenida Epifanio de los Santos de haberse apropiado del espíritu de quienes derrocaron a Marcos. Sin embargo, él había reducido las conmemoraciones de la revuelta al mínimo. Además de ello, hace tres meses se llevaron al país los restos de Marcos para que reposen en un mausoleo. El cuerpo del dictador –que murió en el exilio tras haber amasado una fortuna en su etapa al frente del país– fue repatriado a iniciativa del propio Duterte.

En medio de esta tensión está la llamada «guerra contra las drogas» que ha iniciado el actual presidente y que se ha cobrado ya la vida de más de 2.500 personas a manos de la Policía, a las que hay que sumar la muerte de otras 4.000 en circunstancias desconocidas.

El dramaturgo Bonifacio Ilarán fue uno de los oradores principales en las protestas contra Duterte, que dio una voz de alerta ante «la amenaza de un fascismo creciente».