Raimundo Fitero
DE REOJO

El autobús

Debemos salir otra vez a defender la libertad de expresión. Y lo haremos para defender la libertad de expresión de quienes nos la han negado, nos la niegan y nos la negarán. Estoy hablando de ese autobús de “Hazte oír” que ha recibido una publicidad impagable debido a la impericia, una vez más, de los responsables del Ayuntamiento de Madrid que fueron los que, ojo al dato, presentaron la demanda contra los titiriteros, los detuvieron y los pusieran en manos de la justicia española.

Después esa justicia hizo de las suyas, pero la primera cagada fue del ayuntamiento de Madrid. Y no han pedido todavía perdón. Ni nadie ha dimitido por esa actitud amordazante.

Con el autobús, fue la Policía Municipal de Madrid la que lo inmovilizó. A partir de ahí la propaganda del grupo ultra, declarado de interés por Fernández Díaz, bien utilizada, entrando en directo en todos los programas seudo-políticos mañaneros de las televisiones, en las radios, con titulares en portada en los periódicos, con todas las redes sociales difundiendo la imagen del autobús, aunque posteriormente empezaron los “memes” y ya que estamos me gusta el de un camión de reparto de butano con el eslogan «yo soy tu padre, que no te engañen». Un autobús, con el eslogan que sea, no puede ser apartado de la calle. Me dan náuseas las ideas y actuaciones de esta gente ultra, fanática, retrógrada, pero sus opiniones acientíficas, las expresadas en ese autobús, no pueden ser censuradas. Así de sencillo. Su mensaje es detestable, pero no se le puede callar por la fuerza. Lo que dicen de la homosexualidad, de la transexualidad es abominable, pero es su opinión y habrá quien está de acuerdo con ellos. Y tienen el derecho de decirlo cómo y cuándo quieran. Me parece un grave error perseguirlos en los juzgados y secuestrar el autobús.