Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
TERREMOTO EN NAFARROA

Un terremoto de 4,4 grados y dos réplicas sobresaltan Iruñerria

El mayor terremoto de las últimas décadas en Nafarroa golpeó muy cerca de la capital navarra, que lo recibió con un potente estruendo. No fue un sismo de gran potencia, alcanzó solo 4,4 grados de magnitud, pero se hizo notar hasta en Ziburu. Todo quedó en un susto, pues pese a la alarma que desató, no causó daños materiales ni personales.

Asustó mucho, hizo ruido, se sintió hasta en Iparralde, pero no causó ningún daño. A las 7.43 de la mañana, un temblor de 4,4 grados de magnitud tuvo su epicentro en el valle de Xulapain, concretamente en Markalain, una localidad de unos 50 habitantes. Apenas unos minutos después hubo una primera réplica, en Eguesibar. A las 16.22, se produjo una segunda réplica importante en Erripa, que se volvió a notar en la capital.

«Yo estaba en el monte, muy cerca del epicentro del primer terremoto. Todavía no tienen muy claro si ha sido justo Markalain o un poco más allá, hacia Odieta. Pero vaya, que yo estaba encima justo y no he notado nada», comenta Rubén Urriza, vecino de Xulapain.

En el valle sí que lo notaron. «Allí lo han sentido sobre todo en las segundas plantas, pero daños no ha causado. Al final, son casas de pueblo, con muros de piedra y plantas bajas. No ha pasado nada», insiste Urriza. En el campo tampoco se tiene noticia de que el seísmo haya dejado huella.

En Iruñea, con sus edificios de varias alturas, sí que se sintió en todo con claridad y generó bastante alarma, pues llegó como acompañado por un trueno. «Yo noté un ruido fuerte dentro de casa acompañado de la sacudida. Es el ruido típico de un terremoto con epicentro cercano», comenta Eduardo Bayo, catedrático de Mecánica de los Medios Continuos de la Universidad de Navarra. «Los daños estructurales han sido inexistentes. Creo que unos cristales rotos en Orikain y poco más», asegura el profesor.

«Este es el terremoto más importante que yo he sentido desde que vivo aquí. En 21 años, no había notado ninguno semejante», confiesa Bayo. Sin embargo, el profesor no ve que haya ningún motivo para alarmarse. «Sabemos que hay una falla en Navarra, que va en dirección Noreste-Sureste y que produce terremotos pequeños, de menos de cinco grados. Estaba dentro de lo esperable», explica. Pero, del mismo modo, advierte que eso no tiene ni gravedad ni solución alguna. «Simplemente, hay que conocerlo y concienciarse que esto es así, de que vivimos en una zona con cierta actividad sísmica», asegura.

«En mi casa hay dos cuadros. Uno lo tengo en la pared que da al norte y otro en la que da al oeste. Cuando se produjo el primer temblor, se movió únicamente el cuadro de la pared norte. Es un pequeño truco para saber en qué dirección está el epicentro», prosigue el profesor.

El terremoto tuvo una magnitud de 4,4 grados en la escala Richter a unos ocho kilómetros al norte de Iruñea. Su epicentro se ubicó bastante cerca de la superficie, a una profundidad de 12 kilómetros. La tensión se trasladó después hasta Eguesibar, donde cuatro minutos después se produjo un segundo temblor, de menor intensidad (2,5 grados). Ya por la tarde, tuvo lugar la tercera sacudida en la dirección opuesta. Esta vez, el epicentro estuvo en la Ultzama, más cerca del punto de inicio y su magnitud fue bastante más potente: 3,6 grados.

La intensidad de los seísmos hizo que estos fueran detectados por los institutos geográficos de Madrid y París. En localidades de Iparralde, como en Ziburu, se pudo sentir también a pie de calle. En el Instituto Geográfico Nacional (IGN) también se recogieron llamadas de alerta de Portugalete y Barakaldo.

En el mapa de intensidad del terremoto –el que muestra dónde se ha notado– aparecen numerosas localidades de Gipuzkoa. Pero, también hay grandes espacios donde aparentemente el temblor ha pasado desapercibido. «Cómo se siente un terremoto no es una ciencia exacta, porque solo tenemos datos de gente que nos avisa. Según qué responden, asignamos una intensidad. Es distinto que la magnitud, que se mide de forma científica en grados Richter», explica Carlos González, técnico de la Red Sísmica Nacional.

Una falla sin cartografiar

González afirma que «en Navarra tenemos zonas con bastantes terremotos registrados. La mayoría en una línea que va desde Irurzun hasta Pamplona, en la zona de Nagore y en la zona de montaña». El técnico del insituto reconce que aún queda bastante por estudiar sobre esa falla que el profesor Bayo de la Universidad de Navarra da por segura. «El problema que veo es que no tenemos constancia en el Instituto de esa falla. No hay ninguna cartografiada. Por tanto, no podemos asignar que el terremoto se deba a que se haya movido determinada falla», explica González.

Otro punto activo en Nafarroa está en Itoitz. «En esa zona también tenemos muchos terremotos registrados. Aunque ahí hay un poquito de trampa. Hace unos diez años, hubo varios temblores y la gente se asustó. Por eso pusimos bastante instrumentación. Y claro, cuanto más equipo tienes y mejor mides, más terremotos encuentras, porque detectamos temblores muy muy pequeños», asegura el técnico. En cualquier caso, Gonzalez iniste en que los terremotos «que se notan», se concentran sobre todo en la línea Irurtzun-Iruñea.

El mapa con las áreas de mayor sismicidad ya está contemplado en los planes de seguridad de Nafarroa, que recogen distintos grados. Esto afecta, fundamentalmente, a los requisitos para la construcción que están recogidas en una ley de 2002. Uztarrotz y otras diez localidades pirenaicas de Erronkari y Zaraitzu serían las de mayor riesgo (superan el índice 0,06 de aceleración sísmica). El resto de Nafarroa tiene una catalogación de 0,04 o menos en este índice, que se traduce en una «peligrosidad sísmica moderada».

 

Aluvión de llamadas, ningún incidente y mucho cachondeo

El terremoto provocó una oleada de llamadas de alerta a los servicios de emergencia. La consejera de Interior, María José Beaumont, lanzó un aviso pidiendo a la ciudadanía que dejaran de utilizar estos números como medio para informarse y que solo se emplearan para dar datos de daños o posibles urgencias. En realidad, SOS Navarra no tuvo que realizar ninguna intervención a raíz del movimiento de tierras, ni siquiera para ataques de pánico. Por contra, se produjo una enorme actividad en las redes sociales y a través de Whatsapp. La Policía Municipal de Iruñea intervino para desmentir bulos, como fotos de grietas en carreteras que no habían sido creadas por el terremoto, sino que estaban ahí de antes. En último término, también aparecieron numerosas bromas por internet. Una de las más populares fue la de un frutero del que se había caído una naranja, con la leyenda «consecuencias del terremoto en Iruñea».