El expresidente del parlamento europeo, Martin Schulz, logró ayer, en un congreso extraordinario del SPD en Berlín, los 605 votos de los representantes Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), algo inédito en la formación alemana. El récord histórico lo había obtenido en 1948 Kurt Schumacher, con un 99,71% de votos del congreso.

La canciller alemana, Angela Merkel, parecía inamovible hasta hace pocos meses, pese a las críticas por su política de acogida de refugiados, pero está ahora bajo la amenaza de Schulz, al que los sondeos sitúan al mismo nivel que ella en intención de voto, con algo más del 30%.

«Ahora empieza el combate para transformarnos en el primer partido de Alemania y ganar la Cancillería», dijo Schulz, que sucede en el cargo al actual vicecanciller y ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, un político impopular que renunció a principios de año a repetir mandato al frente del SPD.

Schulz, que utiliza un discurso izquierdista, quiere enmendar las reformas del mercado de trabajo llevadas a cabo por el excanciller del SPD, Gerhard Schröder, entre 2003 y 2005, que redujeron el empleo creando un generación de trabajadores pobres y precarios

Antes de las elecciones legislativas del 24 septiembre, tres comicios regionales darán una idea del avance real de los socialdemócratas. El primero tendrá lugar dentro de una semana en Sarre, donde el SPD amenaza a la CDU de Merkel, que gobierna ahí desde hace 18 años.

Merkel mantiene la calma. «La competencia es estimulante», indicó el viernes, aunque un miembro de su entorno dijo que «la situación es difícil» para ella.

«Sobrepasado el límite»

Sigmar Gabriel calificó ayer de «absurdos» los ataques verbales de Recep Tayyip Erdogan contra Merkel, a la que acusó de recurrir a «prácticas nazis» por la prohibición en Alemania de actos electorales de sus ministros a favor del «sí» en el referéndum del 16 de abril en Turquía, y estimó que el presidente turco «ha sobrepasado un límite».

«Somos tolerantes, pero no somos tontos», señaló Gabriel, que dijo sentirse enojado con las «inenarrables acusaciones y comparaciones absurdas» de las últimas semanas de Ankara.