Raimundo Fitero
DE REOJO

Metrónomo

Entre el rugir de coches y motos, el exorcismo de la candidata del socialismo reaccionario rodeada de unos personajes siniestros de la reciente historia del partido zombi, uno se quedó pensativo, renuente, viendo la última entrega de Jordi Évole, en el que se hizo un discurso paralelo entre simpatizantes de Trump, y de Marine Le Pen, pero con incursiones de economistas de talento y tendencia ideológica variable y un sindicalista francés, metido a eurodiputado por el PSF que fue el que nos colocó ante todas las dudas como un gato frente a su reflejo en un pecera.

Marine Le Pen hablaba del metrónomo que suena viejo: «izquierda, derecha, izquierda, derecha», reivindicando algo que escape a estas denominaciones. ¿Recuerdan el mensaje, no? Ultra centrismo o transversalidad. Pero la frase contundente la dijo Edouard Martin, el sindicalista eurodiputado que aseguró que si se compara el programa del partido comunista francés de los años setenta y el de Le Pen, los parecidos en lo social son grandes. Y llevo mirando, pensando, intuyendo el abismo a partir de esa idea que repiquetea con  ritmo punk.

En USA Évole estuvo en las zonas industriales en decadencia y habló con trabajadores industriales y su discurso era tan contradictorio como pensar que votaron a Trump por ir contra Clinton o porque es un empresario de éxito, que ha creado miles de puesto de trabajo en sus empresas. El sindicalista avisó que en la zona de los altos hornos franceses cerrados, ganó con cerca del cuarenta por ciento Le Pen. Es decir, el voto de la ira va a la extrema derecha, a lo que suena como antisistema. En mi interior rebota otro metrónomo: derecha, fascismo, derecha, capitalismo salvaje, fascismo de baja intensidad, incongruencia, Susana, Albert, Pablo, Mariano... Y no me sale ni rima ni melodía. Solo llanto y crujir de dientes.