Una huelga general convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central obrera de Argentina, logró paralizar ayer el país sudamericano en una fuerte advertencia al Gobierno de Mauricio Macri, al que piden un cambio de las políticas económicas ejecutadas.

«El paro general es contundente», dijo por la mañana Héctor Daer, uno de los tres secretarios generales de la CGT, que forzó la primera medida de fuerza general contra Macri desde que asumiera en 2015, en protesta por la delicada situación económica que atraviesa gran parte de la población.

Los gremios denuncian la caída del poder adquisitivo por la fuerte inflación –en 2016, más del 40%– y una actividad económica que no arranca, pese a las promesas de crecimiento de Macri.

«Es un derrumbe. Día a día se suman miles de trabajadores que quedan desocupados, y los que ya están desocupados no tienen para comer» relató a Efe Miguel Coria.

Para Luz Díaz, otra manifestante, el Ejecutivo de Macri «no escucha» y «solo gobierna para los empresarios»: «Quieren ningunearnos porque no quieren tomar los reclamos de quienes estamos sufriendo estas políticas».

Gran parte del éxito de la huelga radicó en la amplia adhesión de los trabajadores del transporte público, que provocó la paralización de todos los viajes de autobús y tren en las diferentes ciudades y de metro en la capital.

Todos los vuelos de los diferentes aeropuertos fueron cancelados o retrasados hasta hoy.

La huelga general tuvo también fuerte seguimiento en sectores clave como la educación, con gran parte de las escuelas sin clases, la sanidad, la industria o la banca.