Con más de doscientos premios, nominaciones y otros reconocimientos conquistados con sus cortometrajes, era cuestión de tiempo que Esteban Crespo probara suerte en el largometraje. Pocos años después de quedarse a las puertas de la gloria de los Oscar con “Aquel no era yo” (sobre los niños soldado africanos), el director madrileño da el gran salto con un título familiar dentro de su filmografía. “Amar” podría definirse como una ampliación (o versión extendida) de un trabajo suyo de 2005, es decir, una exploración de los efectos sanadores y devastadores del amor.

Como otros muchos jóvenes, Laura y Carlos se quieren con locura. Hasta el punto de pensar que nadie más, en toda la historia de la humanidad, ha experimentado (con) el amor como lo están haciendo ellos. Son inseparables, pues la conexión que les une es total, por esto están convencidos de que seguirán juntos por lo menos hasta que intervenga la muerte... Solo que un año después, sus vidas evidencían una toma de rumbos totalmente distintos. Después de convertirse en una de las sensaciones en el último Festival de Cine de Málaga, “Amar” se estrena comercialmente con la clara voluntad de convertirse en una de las abanderadas del –necesario– proceso de renovación del cine español.