Mikel CHAMIZO
MÚSICA CLÁSICA

La tragedia de Gernika, presente también en los atriles

La tragedia de Gernika ha sido recordada por los compositores vascos en diversas ocasiones. La obra más conocida es, sin duda, la marcha fúnebre que escribió Pablo Sorozabal, pero hay también intensas páginas de Gorka Hermosa o Ramon Lazkano, e incluso una reciente creación de la alemana Birke Bertelsmeier, que estrenó “Zeru urdinetik” con la BOS hace unas semanas. La gran creación musical sobre Gernika sigue siendo, no obstante, la ópera que Francisco Escudero dio a conocer en el Arriaga en 1987, coincidiendo con el 50 aniversario del bombardeo, y que la Orquesta Sinfónica de Euskadi ha querido recuperar para su programación de abono.  

El problema de “Gernika”, como ópera, es el libreto, en el que metieron mano demasiadas personas y cuyo euskara está redactado casi con infantilidad. Pero la partitura de Escudero es muy hábil transmitiendo un pathos trágico que en el momento álgido, el bombardeo, se vuelve casi insoportable. Esta evolución desde el drama humano al horror bélico hay que construirla cuidadosamente y José Ramón Encinar, que conoce muy bien “Gernika” (él dirigió el CD que grabó la OSE en 2007), logró guiarnos con maestría por la selección de escenas que él mismo preparó.

Todos los cantantes cumplieron, destacando las voces grandes y la recia expresividad de Carmen Solís (Gernika) y Gustavo Peña (Gogor). Mención aparte merece la Sociedad Coral de Bilbao, memorable por la visceralidad con que dieron forma a las advertencias, lamentos y gritos desgarradores que pueblan la escalofriante escena del bombardeo, y por la belleza de su canto en el coro final.