Raimundo Fitero
DE REOJO

Imprevistos

Antes en los presupuestos se ponía al final una partida mágica: imprevistos. Con ese concepto de balanceaba todo, se podía poner desde una juerga nocturna hasta la adquisición de un perro guardián. Hoy todo parecen ser imprevistos. Es más, las encuestas parece que se soliviantan no por la manipulación demoscópica interesada, sino por los imprevistos. Un ataque terrorista, una declaración de renta mal presentada, una corrupción por aquí y otra por allá. Yo diría que la gracia de ver los noticiarios actuales es que buscan imprevistos por todos los lados, aunque no existan. Estamos consumiendo espectáculo, es decir novedades que se autoconsumen. Imprevistos. Cosas no previstas. O muy previsibles pero que nos negamos a darle la entidad precisa.

En el debate televisado entre Marine Le Pen y Emmanuel Macron hay que buscar el imprevisto que alerte a los estudios demoscópicos conocidos hasta el día de hoy en que se asegura que Macron ganará con algo más del sesenta por ciento del voto. Los supuestos deslices de Marine dejando claro que flojea en muchos asuntos capitales deberían jugar en su contra, pero la satisfacción de los medios de comunicación proclamando que Macron había arrasado, me coloca ante el imprevisto habitual que es la historia reciente. Macron es muy de derechas, mucho. Es una suerte de Clinton. Le Pen, es a su manera Trump. Pueden coincidir varios imprevistos para que haya una primera presidenta de la República francesa. Queda escrito.

El paro estacional baja con cifras imprevistas y muy maquilladas. Los avales presentados por los candidatos a la secretaría general del partido zombi dejan a las claras que Susana tiene un problema grave con Pedro, que le pisa los talones en número de apoyos. Lejos queda Pachi, pero puede ser el imprevisto.