Víctor ESQUIROL
CRÍTICA «El círculo»

Silicon Valley, ese espejo oscuro

Una de las voces más potentes que nos haya dado el cine indie en la última década es sin lugar a dudas la de James Ponsoldt. Ya sea a través de personajes anónimos, ya sea a través de la fama de escritores de la talla de David Foster Wallace, nos ha acercado siempre a esa “otra” América, alejada de la postal; ignorada históricamente por Hollywood. Un lugar donde dicho autor se ha hecho importante en el retrato de personajes marginales, consumidos por sus impulsos auto-destructivos. Ésta es la fórmula Ponsoldt: ahondar en una base dramática íntima... para alcanzar así una trascendencia universal. Algo así como una especie de espejo en el que ver reflejada nuestra cara más suicida.

En este sentido, “El círculo”, novela de Dave Eggers sobre la muerte de la intimidad en tiempos de hegemonía de las redes sociales, propone un camino a la inversa. Esto es, una radiografía corporativa de gigantes tipo Google o Facebook que nos lleva, a la postre, a los individuos que trabajan en sus oficinas, los cuales, cegados por el entusiasmo 2.0, a lo mejor están conduciendo a la sociedad hacia su propia muerte.

Planteado a modo de capítulo largo de “Black Mirror”, “El círculo” se afianza en el interés que implica el ser uno de los primeros films que se haya atrevido a mirar fijamente el reverso oscuro de la última revolución de Silicon Valley. Sin embargo, falla ahí donde Posnsoldt más brilló en sus anteriores trabajos: en la dirección de actores (Emma Watson es incapaz de llevar ella sola la película) y en la gestión de una narración que en esta ocasión se antoja demasiado atropellada y precipitada en los momentos clave. Algo que, en última instancia, se descubre como sintomático de nuestros tiempos: sobra el tiempo para apuntar e insinuar, pero no para que cale el mensaje.