Ane URKIRI ANSOLA
Elkarrizketa
ANA MARTÍNEZ
SUPER AMARA BERA BERA

«Somos competitivas y entre nosotras nos exigimos ganar la liga»

Compagina el balonmano con los estudios de medicina y admite, entre risas, que no sabría qué hacer si tuviese una tarde totalmente libre. Ana Martínez (7-12-1991, Elche) llegó a Bera Bera en 2013 y se ha convertido en una de los pilares del equipo. Reconoce que tiene opciones para irse al extranjero pero recalca que aún no tiene nada decidido y, «considero que Bera Bera es mi casa». 

Termina el entrenamiento y se hace notar la tensión con la que Bera Bera ha afrontado esta semana tan decisiva. Ana Martínez continúa perfeccionando su disparo durante unos minutos más, mostrando lo exigente que es. Y ella lo admite. Hoy a las 19.30 (hora de Euskal Herria) visitan la cancha de Rocasa, vigente campeón de la Copa y el último villano del club donostiarra. Martínez volvió a reaparecer después de seis meses en el dique seco y lideró a su equipo en la fase final de la competición del K.O., y ella misma reconoce que sintieron rabia nada más terminar la final, «porque íbamos ganando por cinco goles». Al día siguiente, sin embargo, lo analizaron en frío y valoraron la hazaña. «Yo terminé muy orgullosa, la verdad», recalca. 

Fue la jugadora más valiosa.

Hubiera preferido ganar la Copa que llevarme esa distinción.

Puche dijo que para este tramo final, su recuperación era el mejor fichaje del equipo. ¿Volvió con presión?

En ningún momento sentí presión. Mientras estás lesionada vas madurando, ves las cosas de otra manera y cuando te recuperas lo que quieres es disfrutar. Si las cosas han salido bien ha sido por querer disfrutar y saborear esos minutos después de haberme perdido quince partidos ligueros.

¿Se le hicieron largos esos seis meses?

Al principio se hizo duro por el hecho de que eres totalmente dependiente de otra persona. Hasta que no pierdes una parte del cuerpo no la valoras. Luego hay una segunda fase que vas mejorando y te sientes bien. Y al final, el último mes se me hizo más duro porque me veía capacitada para jugar pero no tenía el alta médica.

Cuando le operaron dijo que se veía recuperada para la Copa. ¿Se cumplieron los plazos o tuvo que esforzarse más?

Los plazos han ido a rajatabla. Hasta mi madre se quejaba de lo exigente que era para llevarlo todo estrictamente, porque sabía que todo tiene su momento, todo tiene su trabajo. 

Y tras recuperarse le ha tocado tirar un poco del equipo.

Sí, he tenido que tirar del equipo pero no solo yo, hemos tirado todas. Lo bueno que tiene este equipo es que se ha rehecho de cada lesión, de la de Arrojería y Fernández, ahora la de Múgica que estaba teniendo más minutos, Etxeberria también necesita descansar...

La entrenadora dijo que tendrían que cambiar algo. López y Etxeberria han tenido que reconvertirse al lateral, por ejemplo. ¿Les ha costado coger esa nueva dinámica?

Hubo un par de semanas que sí que se notaba y costó un poco amoldarse, coger la complicidad con la de al lado. Pero igual que tuvo su proceso de coordinar, luego se vio que el equipo seguía manteniendo el nivel.

En enero aventajaban en cuatro puntos al segundo clasificado y parecía algo impensable que se les escapase la liga.

Estábamos invictas en liga, llevábamos muchos partidos sin perder, todo el mundo apostaba por nosotras. Llegó el partido frente al Aula Valladolid y son de esos partidos que, más que mal, hacen bien. Siempre hay algún partido durante la temporada que no sale nada. Y el golpe más severo fueron las lesiones de Arrojería y Fernández.

¿Cómo veía al equipo desde las gradas y cómo lo ve ahora dentro de la cancha?

En las gradas lo veía en concepto de equipo. Solidaridad, generosidad, lucha, entrega, no dar ni un balón por perdido, reponerse si se cae el partido en algún momento. He visto trabajar mucho e intentar que las cosas funcionaran bien. Y desde dentro, exalto más todo ello. También he visto que las más jóvenes —les llamo pequeñas porque yo también me considero joven (se ríe)–  están aportando cada vez más, tienen cada vez más actitud.

Hoy visitan a Rocasa. ¿Puede ser el partido que decida el título?

Sí lo puede decidir por el hecho de que si ganamos seguimos primeras, y si perdemos ya dependemos de Guardés. Puede ser muy decisivo, pero no nos da el título porque aún quedan jornadas. Son tres partidos que el Atlético Guardés también tiene que jugar. Ningún equipo es asequible a estas alturas de la temporada. Y lo afrontamos como si fuera el último partido, como si jugáramos todo. Vamos con mucha ilusión. 

¿Se exige ganar la liga?

Nos lo exigimos entre nosotras porque llevamos más de ocho meses trabajando por algo, se ha trabajado muy bien y queremos obtener nuestro premio. Hay un aura de presión pero desde el principio. Nosotras mismas somos muy competitivas, no nos gusta ni perder a las canicas, y eso también favorece a que haya una presión.

¿Sería un fracaso no ganarla esta temporada?

No considero que sea un fracaso porque hay que ver también una parte subjetiva y objetiva de todo lo que ha pasado este equipo. No me gusta hablar de fracaso porque creo que no vamos a fracasar. Nadie se acuerda de los pasos que das hasta que consigues el título. Y una de las temporadas en la que más se está viendo es ésta.

Cuando fichó por el Bera Bera hace cuatro temporadas, ¿con qué objetivos llegó?

Con el objetivo de fichar solo por un año y de crecer como jugadora, porque sabía que venía a un club que tenía muy buenas jugadoras, un buen cuerpo técnico. Era la primera vez que salía de casa pero cuando llegué dije que yo quería el triplete. Me aposté en ese momento hacerme un tatuaje y al final tuve que hacérmelo (risas).

Y ahora es usted uno de los pilares del equipo. 

Es un proceso de crecimiento de la jugadora. Empiezas como novata, vas cogiendo un poco más de veteranía y te encuentras con que una de las que más tira del equipo eres tú. Lo considero como un elogio e intento utilizarlo para enseñar a las jóvenes. 

¿Se considera cabezona?

Un poco. Y perfeccionista también. Soy muy exigente conmigo misma y durante estos años he aprendido, y aún me queda por aprender, a no ser tan exigente. Porque soy una maniática y había veces que me perjudicaba. Jugadoras y entrenadoras han hablado conmigo de esos temas, me han ayudado mucho a gestionarlo y se lo agradezco un montón.