Por once votos frente a los ocho de la «progresista» Manuela Fernández Prado, Concepción Espejel fue ayer designada jefa de lo Penal de la Audiencia Nacional, un cargo clave. Asciende al mismo con solo tres años de ejercicio en el tribunal especial frente a los 25 de su principal rival. Pero más sustancial que eso es que en este tiempo se ha significado como la magistrada más cercana al Gobierno del PP, en ocasiones casi una extensión suya, hasta el punto de haber sido apartada del sumario del «caso Gürtel» y del de la «caja B» por afinidad con ese partido.

En 2014, coincidiendo con su paso a la AN, Espejel recibió una altísima condecoración judicial, la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, de manos de la presidenta manchega y dirigente del PP Dolores de Cospedal, cuya amistad es reconocida.

La proximidad de la nueva jefa de lo Penal con el partido de Mariano Rajoy hizo también que la red ciudadana Sare la recusara en el litigio por los 104.000 euros requisados por la Guardia Civil en la manifestación de enero de 2015. La magistrada no fue apartada del caso y la decisión sobre el dinero resultó contraria a Sare.

También en 2016, Espejel fue señalada por posible «prevaricación» al bloquear la aplicación de la reducción retroactiva de penas al joven Alex Bustindui, que debería haberse beneficiado de la reforma legal para «delitos menos graves». Y en esas mismas fechas se opuso a la puesta en libertad de Jorge Olaiz, joven navarro acusado ahora de un atentado de ETA en 2000 a partir del testimonio de un testigo oculto, aunque quedó en minoría. Tres ejemplos que reflejan su posición habitual.