Victor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

Esa bestia indomable

Con la 70ª edición del festival de cine de Cannes concluida, queda en la mente del mundo cinéfilo un panorama que, por pura indefinición, todavía no se sabe si invita a la angustia o a la esperanza. El gran tema este año en el Palais, más allá de las propias películas, fue sin lugar a dudas el del Video On Demand. Estaba escrito. 2017 pasará a la historia de dicho certamen como el año en que Netflix entró definitivamente en el juego de la Croisette. Dos producciones suyas rivalizaron por la Palma de Oro, algo que no hizo ni pizca de gracia al gremio de exhibidores (tradicionales) franceses; mucho menos a los puristas que siguen viendo a las de cine de toda la vida como el escenario óptimo en el que disfrutar el séptimo arte.

A todo esto, la organización cannoise se encogía de hombros, sin saber muy bien si seguirle el juego a las nuevas olas de la distribución, o si atrincherarse en las posiciones del pasado. Total, que se impuso el “Ya se verá...”. Mientras el futuro no se concreta, parece este el momento ideal para mirar hacia atrás; hacia ese momento en que los grandes festivales y el VOD empezaron a gestar su matrimonio de conveniencia.

Año 2015, la organización de la Mostra de Venecia se la juega y pone en su sección oficial “Beasts of No Nation”, película de Cary Joji Fukunaga sobre el drama de los niños soldado en África. Las reacciones más reaccionarias no se hacen esperar: al parecer, es indignante que una plataforma que –aparentemente– juega contra de los intereses de las salas de proyección tradicionales, se sirva de la más histórica de ellas (la Darsena veneciana) para promocionar sus productos.

Como si de un acto premonitorio se tratara, los responsables del certamen se encogen de hombros e invitan al personal a ver el film de marras. A la salida de la proyección, se registran mayormente aplausos. La calidad (cinematográfica) como la mejor herramienta para apagar incendios... también como el mejor incentivo para dirigir nuestra mirada hacia los que realmente importan.

“Beasts of No Nation” es otra confirmación del poder visual casi inigualable de su director, un Cary Joji Fukunaga que se siente a gusto en cualquier tamaño de producción, así como en cualquier formato en que esta se muestre. Gracias a un control casi perfecto de su poesía en imágenes, este joven director estadounidense consigue retratar el horror de la guerra con –terrorífica– veracidad, al tiempo que lo dota de una fuerza magnética e hipnótica que ahonda en la tragedia de los personajes retratados. Para todo lo demás, queda la bestial presencia de un Idris Elba inconmensurable. Una propuesta incontestable, tanto desde la “gran” como desde la “pequeña” pantalla.

La película, por cierto, se estrenó comercialmente en algunas –pocas– salas de cine en Estados Unidos, para cumplir con los requisitos de los premios de la Academia. No obstante, su desembarco oficial se produjo en los hogares de todo el mundo. Aquí, exactamente igual. Y ahí sigue, en Netflix, esa bestia indomable que “ya se verá...” cuánto ayuda o perjudica al cine.