Nagore BELASTEGI
DONOSTIA

La madre de Julen tilda a su exmarido de distante y obsesionado con el divorcio

Durante la vista de ayer sobre la muerte del niño Julen Serrano testificaron la abuela paterna, la madre y el abuelo y la tía maternos. En la misma se conoció más sobre la relación que tenía el acusado con sus hijos y el resto de la familia. La madre del niño dijo que antes de los hechos amenazó varias veces con «desaparecer» e incidió que el acusado era «bastante distante. Al llegar a casa se metía en su habitación y si llegábamos nosotros él salía».

Durante la sexta jornada del juicio sobre la muerte del menor Julen Serrano declararon su madre, Itziar Loinaz, y su abuela paterna, Justa Carrera, en calidad de testigos. Una vez más, entre ambas versiones hubo enorme distancia.

La primera en declarar fue la madre del acusado, que recordó que su hijo solía ir a ver al niño todos los días y después desayunaba con ella, por lo que el 1 de diciembre, cuando sucedieron los hechos, se preocupó porque Luis Serrano no había acudido a la cita y le llamó varias veces por teléfono a partir de las 9.30, pero no dio con él. Sin embargo, el abogado de la acusación particular, Iñigo Iruin, apuntó a que en el registro telefónico no figura llamada alguna a su hijo hasta pasadas las 11.30.

Preguntada sobre cómo era la relación con su entonces nuera, dijo que su relación era buena y que solía pasar las noches de los fines de semana con sus nietos, pero que a partir de mayo de 2011 la relación se enfrió porque «vi que la familia tenía anulado a Luis».

Además, señaló que desde que sucedió la tragedia no ha podido ver a sus otros nietos. «Lo que haya hecho el padre, si lo ha hecho, su abuela no tiene la culpa», comentó aludiendo a la prohibición que tiene de acercarse a ellos después de que les hubiera «dado todo».

En su turno, la madre del pequeño, Itziar Loinaz, dijo que la relación entre ambas no era buena desde que Serrano y ella decidieron casarse y que tampoco cambió la cosa cuando nació Julen, su primer nieto. Respecto a la separación, que la acusación apunta como móvil para que Luis Serrano supuestamente matara a su hijo, comentó que a principios de noviembre de 2011 ella se dio cuenta de que su entonces marido había perdido entre 120.000 y 140.000 euros en juego, y le dio un ultimátum.

Al cabo de una semana volvió a revisar las cuentas y se dio cuenta de que había seguido apostando. «Estaba comiendo cuando le entregué un borrador del divorcio. Rompió el teléfono móvil, dejó de comer y me dijo que ya lo hablaríamos en casa a las cinco», señaló. Pero ella no podía ir a las cinco porque, según ella, se ocupaba de todos los asuntos de sus cuatro hijos además de trabajar, por lo que llegó por la noche. De hecho, aseguró que el padre «era bastante distante. Sobre cosas de médicos no tenía ni idea, no iba a las reuniones del colegio, al llegar a casa se metía en su habitación y si llegábamos nosotros él salía».

Tras la separación

Después de cenar, según Loinaz, les dijo a sus hijos «como yo no he tenido padre, ahora os tocará a vosotros», aludiendo a que su padre no se hizo cargo de él. Según contó, preparó una mochila con ropa y dijo que iba a «desaparecer». Preguntada por el abogado defensor Miguel Castells sobre qué entendió por «desaparecer», Loinaz respondió: «Eso tendrá que preguntárselo a él, que lo decía a todas horas, también a los niños. Yo estaba más preocupada por los niños que por pensar en qué iba a hacer él», comentó.

Así, dejó claro que en más de una ocasión amenazó con «desaparecer», por lo que no le extrañó cuando recibió una llamada de su entonces suegra diciéndole que pensaba que Serrano se había suicidado (se había marchado a Igeldo, donde pasó casi una semana). Preguntada sobre si alguna vez su ex les había insultado o pegado a ella o sus hijos, dijo que no, pero sí que expresó que tras la separación «estaba obsesionado» con hablar con ella, hasta el punto que tuvo que pedir consejo a su abogado. En sus palabras, utilizaba a su familia y también a su hijo Julen para enviarle mensajes, dado que ella «no quería ni hablar con él» y no cogía el teléfono. Tanto su padre como su hermana ratificaron su declaración.

Declaración

«Cuando le entregué un borrador del divorcio rompió el teléfono móvil, dejó de comer y me dijo que ya lo hablaríamos en casa»

ITZIAR LOINAZ

Madre de Julen

«Para su madre ha sido muy triste, pero ha tenido el beso y el cariño de sus hijos, pero mi hijo y yo no hemos tenido eso»

JUSTA CARRERA

Abuela paterna