Víctor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

Perlas de la Atlántida (I)

A lo largo del próximo mes, cuando el calor apriete –aún– más, no será necesario que salgamos de casa. Por obra y gracia del VOD, cuya oferta de principios de verano se concentra, un año más, en Filmin, plataforma creadora del Atlántida Film Fest, cuya selección de películas llega en esta ocasión a los 81 títulos, algunos de ellos de estreno mundial.

Vuelve uno de los festivales online más importantes del mundo. Ayer mismo se dio el pistoletazo de salida a su séptima edición, la cual va a volver a poner, durante un mes entero, su foco de atención en Europa, esa idea, ese monstruo, ese concepto tan desastroso y, a la vez, tan reivindicable. El viejo continente se abona a los formatos más modernos de distribución cinematográfica, así como a los autores que ponen sobre él su particular visión. A veces cómica, otras dramática... casi siempre crítica, porque críticos debemos ser con todo aquello que nos importa.

En esta primera prospección de las gemas que encontramos en la Atlántida, rescatamos tres películas de tres distintas secciones de dicho certamen. En “Memoria histórica” damos con uno de los mejores documentales de la temporada. “Austerlitz”, de Sergei Loznitsa, está construido a través de la sobriedad del blanco y negro y de largas tomas fijas. Al director de origen bielorruso le sobran las presentaciones y las explicaciones, porque el escenario en el que se mueve (un antiguo campo de exterminio nazi convertido en suerte de parque temático turístico) habla por sí solo. Ante nosotros, el horror del pasado recubierto por la banalidad de un presente que, en su gestualidad y actitud, delata un preocupante pánico por su propia herencia. El memorial dejó de ser santuario para mutar en escaparate de lo más aberrante: la indiferencia. Tan verídico (googleen sino “Yolocaust”) que pone los pelos de punta.

En la sección Generación, el Atlántida Film Fest rescata una de las últimas joyas del Zinemaldia. Directamente llegada de Nuev@s Director@s, “Porto”, de Gabe Klinger. En ella, el clásico “chico-conoce-a-chica” se encarna en un americano y una francesa que se conocen en dicha ciudad portuguesa. La acción nos sitúa en el principio y el fin de la historia, es decir, en la eclosión orgásmica y en la posterior devastación. Klinger muestra un apabullante dominio de la técnica fílmica. Cada imagen y cada frase le quedan para enmarcar. Durante hora y cuarto, va encadenando virguerías formales y narrativas con una soltura y una contundencia que acaba dotando al cine de la misma fuerza con la que nos golpea el amor.

Por último, en Política y controversia, seguimos enámorandonos de uno de los directores más irreverentes de nuestros tiempos. Después de la genial “La chica del 14 de julio”, Antonin Peretjatko vuelve a la carga con “La ley de la jungla”, descompensada pero a la vez inspiradísima comedia sobre los ataques de neo-colonialismo sufridos por las antiguas metrópolis. Con el pretexto de la inminente construcción de una pista de esquí en la Guayana francesa, Peretjatko vuelve a hacer del desmadre, puro gozo cinéfilo. Una descarga de carcajadas dedicadas a Europa, esa desternillante ocurrencia.