La frase usada tradicionalmente en Iruñea para resumir los nervios de las vísperas sanfermineras es esa de «huele a toro». Los encierros y, en menor medida, las corridas marcan indudablemente las fiestas, pero sin embargo tanto el movimiento abolicionista como la comunidad taurófila son poco numerosos. Lo primero lo refleja el hecho de que hasta este año no se haya activado una campaña local de protesta (las realizadas hace ya casi tres décadas cada día 5 de julio son promovidas a nivel internacional por organizaciones como PETA). Y de lo segundo da fe que cuando se programó alguna corrida en Iruñea fuera del ciclo sanferminero acabó con un fracaso de público.

Una gran parte, quizás la mayoría, de quienes acuden al coso para las corridas del 7 al 14 lo hacen atraídas por la juerga en los tendidos, no por lo que ocurre en el ruedo. El resultado es que la Plaza de Iruñea, la cuarta del mundo en capacidad solamente por detrás de Madrid, México D.F y Valencia (Venezuela), llena a diario sus 19.000 localidades, lo que supone una rareza en esta época en que la tauromaquia está de capa caída o directamente en trance de desaparecer.

Del mismo modo, los corrales del Gas, en Arrotxapea, se convierten desde ya en una romería de personas que acuden a ver los toros que van desencajonando en Iruñea; una pequeña parte porque les gusta la tauromaquia, otros porque les agradan los animales, y los más, porque se trata de una tradición presanferminera que ayuda a ir entrando en ambiente.

En este contexto, la plataforma Iruñea Antitaurina ha surgido con la intención de suscitar un debate sobre esta cuestión. Ha convocado una kalejira festiva el día 7 a las 19.00 desde la Plaza del Ayuntamiento. Y ayer varios cientos de personas participaron en una movilización del mismo tono, batukada incluida, convocada por el colectivo Libertad Animal Navarra, al que se habían adherido grupos animalistas de todo el Estado (se vieron pancartas de Aranjuez, Bilbo o Donostia).

Sin colisión

Como detalle significativo de que la cuestión no provoca mayores tensiones hasta el momento, los convocantes tenían previsto ir en manifestación por el recorrido del encierro, pero dado que en ese punto se celebraba también una kalejira del Día de las Peñas, unos y otros optaron por evitar confluir. Los antitaurinos se movilizaron por el centro de la ciudad y acabaron ante el Monumento al Encierro de la calle Orreaga.

Allí mostraron pancartas con lemas como ‘‘No son tu juguete, sienten’’, ‘‘La tortura como diversión, la vergüenza de un pueblo’’ o ‘‘Basta ya de maltrato animal’’. Y entonaron la canción que cada mañana precede al encierro, pero con esta letra: ‘‘A San Fermín pedimos/ por nueva tradición/ proteja a los toros/ dándoles su compasión’’.