Ingo NIEBEL
Colonia

EL SPD TIENE 80 DÍAS PARA DAR LA VUELTA A LAS ENCUESTAS ELECTORALES

El SPD de Martin Schulz corre el riesgo de quedarse fuera del futuro gobierno alemán. Las encuestas dan una ventaja de 15 puntos a la CDU de Angela Merkel. Con una provocación que roza la ruptura del bipartito, el SPD ha creado un problema a su socio de gobierno.

Con la aprobación en el Parlamento alemán de la legalización del «matrimonio para todos y todas», que en adelante reconocerá a las parejas del mismo sexo que quieren formalizar su relación los mismos derechos que han estado reservados hasta ahora solo a las parejas heterosexuales que han contraído matrimonio, la fecha del 30 de julio se ganó el calificativo de «histórica». Una amplía mayoría votó a favor de la nueva ley, que aún tiene que pasar por la Cámara Alta, donde están representados los dieciséis estados federales y de donde ha emanado la propuesta.

Desde el punto de vista legislativo, la nueva ley ha batido un récord en cuanto a la rápidez con la que el Bundestag (Cámara Baja) la ha aprobado. Y eso fue posible gracias a que el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) se puso de acuerdo con el partido socialista Die Linke (La Izquierda) y los ecologistas Verdes, que sumaron diez diputados más que el grupo formado por la Unión Cristiano Demócrata (CDU) y su aliada bávara, la Unión Social Cristiana (CSU).

Finalmente, también algunos paramentarios democrata-cristianos, como los ministros de Cancilleria y de Defensa, Peter Altmeier y Ursula von der Leyen, respectivamente, votaron a favor, mientras que Angela Merkel emitió su voto negativo.

Cuatro días antes, la líder de la CDU invitó a los integrantes de su grupo parlamentario a «decidir en conciencia» su voto en lugar de imponer una directriz de partido. Con este paso la canciller quiso liberarse de la presión política que su rival político Martin Schulz (SPD) está ejerciendo contra ella, sirviéndose del matrimonio homosexual.

Una treintena de veces la CDU ha postergado un tema que le causa cierto problema por ser una formación cristiana con sus habituales valores conservadores pero que al mismo tiempo reconoce las relaciones entre personas del mismo sexo como una realidad. De hecho, Angela Merkel quería haber sacado este tema para no tener que tratarlo antes de las elecciones generales por el bien de su ala más conservadora.

He aquí la razón de la inusual unidad entre el SPD, Die Linke y los Verdes, porque dicha ley ha sido el único punto débil por el que Schulz ha podido atacar a la jefa de la Gran Coalición. Según las últimas encuestas, la CDU saca al SPD una ventaja de quince puntos de cara a las elecciones generales.

Ante este panorama es más probable que después del 24 de setiembre, la CDU/CSU intente formar un Ejecutivo bipartito con el Partido Liberal Demócrata (FDP) que, por el momento, podría regresar al Bundestag, ya que los sondeos le pronostican un 8% de los votos. Ambos partidos han estrenado sus coaliciones regionales en Renania del Norte-Westfalia y Schleswig-Holstein, en este último caso con los Verdes.

Un tripartito con estos últimos y con el FDP podría ser otra opción para Merkel en el caso de que los ecologistas superen el límite del 5%, algo que parece que tienen difícil después de haber perdido sus temas estrellas como el ecologismo y la lucha por los derechos del colectivo LGBTI.

De la debilidad del SPD se está beneficiado hasta cierto punto Die Linke. En su congreso de cara a las elecciones dio cierto protagonismo a la denominado ala izquierdista, personificada por Sahra Wagenknecht, quien exige a la formación socialdemócrata un cambio en sus políticas social y exterior para que sea posible una futura colaboración. De esta forma ha reaccionado a los portazos que el SPD le ha dado recientemente. Aún así, Die Linke no ha marginado al sector que desde un posicionamiento más moderado busca una coalición con los socialdemócratas. La reciente jugada con el SPD y los Verdes entra en este juego a dos bandas. Actualmente se ve como una alternativa social y pacifista a los Verdes y al SPD. Schulz ha ayudado a conseguirlo, al resucitar para su campaña electoral al excanciller Gerhard Schröder, a la sazón artífice de los recortes sociales.

Aún está por ver cómo la CDU/CSU y Angela Merkel van a reaccionar ante la decisión del SPD de romper el acuerdo de Gobierno e impulsar la ley que legaliza el matrimonio gay, acelerando la votación para que fuera realizada en la última sesión del Bundestag, porque según las reglas políticas de juego del país, los socios de una coalición no instrumentalizan aquellos temas que a uno de ellos le puede causar problemas.

Que Schulz haya roto este acuerdo mutuo muestra, por un lado, su desesperación y la de su partido y, por otro lado, conjuga perfectamente con el nuevo estilo, un tanto agresivo, que estrenó en el reciente congreso electoral. Entonces el presidente del SPD acusó a Merkel de un «ataque a la democracia» por su forma de hacer campaña electoral sin hablar de contenidos. Las palabras de Schulz han causado estupor porque en el lenguaje político y mediático se usa dicha expresión solo para calificar un atentado islamista perpetrado en Europa occidental. Merkel reaccionó acorde a su papel de «canciller de teflón», respondiendo en tono tranquilo que «siempre he conocido a Martin Schulz de otra manera. Pasemos página».

A su favor juega que Schulz le ha solucionado un tema espinoso. Después del homenaje a Helmut Kohl, el pasado lunes presentó su programa electoral antes de medirse de nuevo con Donald Trump en la cumbre del G20 en Hamburgo. Así, el SPD lo va a tener difícil para dar la vuelta a la realidad política en 80 días.