Dabid LAZKANOITURBURU

París se alinea con Haftar y su Libia autoritaria y antiislamista

El Estado francés, principal impulsor extranjero del derrocamiento de Gadafi, apoya ahora a quien se presenta como su sucesor para instaurar una Libia autoritaria y libre no ya de yihadistas sino incluso de islamistas. El mariscal Jalifa Haftar acaba de anunciar la «liberación» de la ciudad de Bengasi tras tres largos años de sitio y ha dado de plazo hasta diciembre para que el Gobierno de Trípoli (GNA) se vaya. El problema es que Italia no lo ve y Trump no sabe...

El nuevo Gobierno francés se felicitó por los «avances» de las fuerzas del general Haftar en Bengasi horas después de que el hombre fuerte del este de Libia anunciara la «liberación total» de la ciudad de Bengasi, en manos de milicias islamistas desde la caída del régimen de Gadafi.

El general exgadafista, autoproclamado jefe de lo que quedó del Ejército Nacional Libio, lanzó en la primavera de 2014 una operación, bautizada con el nombre de «Dignidad», para arrebatar la segunda ciudad del país, situada a 1.000 kilómetros al este de Trípoli, al Consejo de la Shura de los Revolucionarios de Bengasi, una coalición de milicias islamistas entre las que se incluía hasta el pasado mes de mayo Ansar al-Sharia (un grupo cercano a Al Qaeda).

Haftar y el Ejecutivo de Tobruk (este del país), apoyado por Rusia, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, y que se presenta como alternativa al Gobierno de Unión Nacional (GNA) de Trípoli, reconocido por la ONU, insisten una y otra vez en identificar a las milicias de Bengasi con el Estado Islámico (ISIS). Quizás para justificar así los tres largos años y las «caravanas de mártires» –por boca del propio mariscal– invertidos para «liberar» Bengasi. Eso en caso de que lo hayan hecho –informes alertaban de que las milicias resistían en varios barrios de la ciudad–.

El Gobierno francés «saluda todos los avances (....) en la lucha contra los grupos terroristas en Bengasi» y apeló a crear un Ejército libio regular para controlar todo el país y sus fronteras». Así, y pese a que oficialmente apoya al GNA, el Estado francés delata su verdadera preferencia estratégica, lo que explica que militares franceses estén asesorando a Haftar, «parte de la solución en Libia», según el Elíseo.

Discrepancias

El problema es que Italia, antigua metrópoli, insiste en apoyar al GNA y los EEUU de Trump siguen sin deshojar la margarita.

Haftar, a quien las pujantes milicias islamistas de Misrata acusan de querer reinstaurar un régimen militar, ha dado de plazo hasta diciembre al GNA para que salga de Libia. ¿Tardará otros tres años en expulsarlo?