Ramón SOLA
IRUÑEA

Mal día para los de casa: dos corneados, uno de ellos el sordomudo Sergio Colás

Las estadísticas dicen que no pasan ya del 15% los navarros participantes en el encierro, pero ese porcentaje sube bastante en jornadas «tranquilas», entre semana, como la de ayer. Y lo atestigua el parte de heridos que dejaron los gaditanos Núñez del Cuvillo: es una auténtica rareza que los dos corneados fueran de casa, uno de Iruñea y otro baztandarra concretamente. Ninguno de los pitonazos es grave y ambos pasaron desapercibidos.

Se trató más bien de puntazos, producto de una carrera en que los morlacos ni se detuvieron en ningún pasaje –salvo en el ruedo– ni derrotaron. Al baztandarra, de 41 años, el cuerno le entró en el muslo cuando un toro se echó excesivamente a la derecha de Santo Domingo. Y al iruindarra el asta le tocó la axila cerca de Espoz y Mina, cuando Estafeta ya tocaba a su fin.

Este segundo corredor es muy conocido: se trata de Sergio Colás, 36 años, sordomudo de nacimiento y que pese a ello lleva casi dos décadas corriendo en Estafeta, donde ha alcanzado gran reputación. Su caso fue difundido en un documental. Colás, que al contrario que otros corredores se guía solo por la vista, estaba centrado en uno de los morlacos negros y no vio venir al más claro de la manada, que le alcanzó en la axila. Una herida muy superficial, tanto que se le dio de alta ayer mismo.

De Krutxaga a Carretero

Antes, en el centro de la calle más larga del encierro, fue el exfubolista César Krutxaga quien notó el cuerno muy cerca, en la que sin duda fue la imagen y lo más comentado del día debido al tirón mediático del excapitán de Osasuna. Desde que se retiró, Krutxi raramente se pierde un encierro y casi siempre logra hueco entre las astas. Ayer uno de los morlacos le levantó la camiseta con el pitón por detrás, casi a la altura del cuello. De paso, el percance da fe de la envergadura de los Núñez del Cuvillo (pese a sus pocos kilos), porque Krutxaga es un tiarrón de 1,85.

De Ezkaroze a Córdoba, del rojillo al verdiblanco, el segundo nombre de la jornada fue el de Manuel Carretero. A sus 56 años, estuvo a punto de ser empitonado en el ruedo, cuando intentó retirarse hacia la izquierda sin percatarse de que por allí venía un astado. Carretero se salvó tirándose al suelo, pero llueve sobre mojado porque ha tenido problemas en todas las carreras desde el lunes. Esa cuarta mañana fue un toro quien lo arrojó al suelo tras superarle, también en el ruedo. Y el miércoles un morlaco le pisó la cara antes de llegar al callejón, dejándole una fea herida en rostro y oreja que no fue óbice para que ayer saltara otra vez a la calle. Explicó después en TVE que ha prometido a su esposa no correr hoy.

Rosito (525 kilos) había abierto la manada en Estafeta, donde se hicieron huecos para colocarse ante los pitones. Ya en el ruedo se le juntaron todos los colegas: Cambembo, Galiano, Pocaropa, Fundador y Lugareño. Cuando ya miraban a los corrales decidieron dar otra media vuelta al ruedo. Por los altavoces se exortó inmediatamente a «dejar trabajar a los dobladores» y el tema se arregló en 20 segundos.

Al final, 2.41 en otra carrera rápida, pero esta vez con dos corneados, lo que no ocurría desde el sábado. Se atendió también a una tarraconense de 38 años con fractura de tabique nasal, un segoviano de 57 con traumatismo en brazo, un vallisoletano de 39 con traumatismo craneoencefálico leve, un madrileño de 18 con traumatismo facial, un guipuzcoano de 47 con contusión en tórax y un toledano de 23 por un golpe en el hombro.