Raimundo Fitero
DE REOJO

12 + 1

El trece es un número primo. Un número estigmatizado, que dicen da o tiene mala suerte. Hay compañías aéreas que no lleva su fila número trece en sus aviones. Ángel Nieto ganó trece campeonatos del mundo montado en moto. Pero nunca pronunció esa palabra y logro que su misma firma terminara con un 12 + 1, que lo identifica. Ha muerto, un accidente doméstico, un alcance de un coche utilitario a su quad en Ibiza lo ha colocado en un lugar incomprensible. Era una leyenda. Y ahora mi duda es que si hizo más por las motos ganando aquellos campeonatos en los finales de los sesenta o con su labor continuada como comentarista televisivo de las mismas.

Es la misma historia de las motos en televisión. Como dice su amigo y compañero, el periodista de TVE Valentín Requena, el mayor empeño de Nieto fue que los medios de comunicación en general, pero especialmente la televisión, se hiciera eco de las carreras, de sus triunfos, de su importancia. Y poco a poco, campeonato a campeonato logró que se informara primero y se retransmitieran después las carreras. Del blanco y negro al color. De unos extraños cacharros, a unas máquinas de diseño. La evolución de los formatos fue siempre con Ángel Nieto en el equipo. Un tipo humilde. Venía de la clase obrera y nunca lo olvidó. La paradoja es que después de tantas carreras jugando al límite, accidentes graves, sea en un acto doméstico donde muere accidentalmente. A mí me gustan las carreras, de motos y de coches. Es un placer. Nunca he conducido motos. Pero ahora mismo recuerdo un domingo a la hora del vermú, en un bar de una localidad ribera viendo una de sus carreras. Casi como un partido de fútbol. Probablemente las muestras de solidaridad y elogio de su figura y leyenda sea de lo más auténtico y merecido que suceda estos días en nuestras pantallas.