Víctor ESQUIROL
DESCONTROLADAS

Vacaciones en el infierno

Después de haberse estampado el año pasado con el remake de “Cazafantasmas”, Paul Feig, uno de los gurús de la nueva comedia americana, hace un paso al lado y este verano se limita (entre muchas comillas) a las labores de producción. Sigue, eso sí, con su firme apuesta por el toque femenino. En este aspecto, dicho género, nunca mejor dicho, no puede entenderse sin otro de sus pilares modernos. Amy Schumer, figura fundamental de la stand-up comedy a lo largo de los últimos años, co-escribe y coprotagoniza esta alocada cinta de aventuras familiares.

El gancho está, principalmente, en el reparto. A la ya comentada presencia de Schumer se añade la mítica Goldie Hawn, madre en la ficción que intentará que su hija remonte el vuelo (después de una traumática ruptura con su novio) acompañándola en un supuesto break idílico en América del Sur. Las clásicas tensiones generacionales van a dispararse por el dramatismo de la situación, y es que a los pocos días de poner los pies en dicho continente, madre e hija serán secuestradas por una peligrosa organización criminal comandada por Óscar Jaenada.

Es el “abc” de la comedia: lo que para unos es una tragedia, para otros, que se lo miran desde la comodidad de la distancia, es motivo de risa. Un efecto que se potencia cuando quien se encuentra detrás de las cámaras (en este caso, Jonathan Levine) tiene el atrevimiento de llevar al límite todos los gags que se le plantean. En este sentido, lo que en un principio apuntaba a comedia yankee del montón, acaba sobreviviendo en la memoria gracias a un par de salidas de tono que, por bestias y por llevarse hasta las últimas consecuencias, cogen al espectador desprevenido, y así, no le permiten preparar defensa posible ante un disparate enarbolado como arma cómica definitiva.