GARA
Seúl

Privar de petróleo a Pyongyang puede ser la última baza no militar occidental

Poner en el punto de mira de las sanciones las importaciones de petróleo de Corea del Norte sería desastroso para la población norcoreana y podría ser fatal para el régimen, pero no le será fácil a EEUU convencer a Pekín y podría, a la vez, abrir la caja de Pandora de una guerra total.

Corea del Norte tiene escasas reservas y depende sobre todo de China para importar sus 10.000 barriles diarios para alimentar su única refinería, la planta química de Ponghwa.

Además, el año pasado importó de China 115 millones de dólares de productos petroleros refinados (1,7 millones de Rusia).

En el marco de la economía de guerra norcoreana (songun, o el Ejército primero), estas sanciones no tendrían impacto inmediato en los programas militares norcoreanos. Sí en la pobla- ción, que sería la primera en sufrir la escasez, y en la deforestación en busca de carbón vegetal, lo que a medio plazo provocaría erosión, inundaciones y hambrunas. El Ejército tiene reservas para un año en tiempos de paz, pero solo para un mes en caso de guerra.

Dilema para China

Pero EEUU y sus aliados en Occidente y en la región (Japón y Corea del Sur) no lo tendrán fácil para convencer a China –y a Rusia– en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Con el riesgo subsiguiente de desplome del régimen, China tiene un miedo feroz a una reunificación –mejor decir anexión– de Corea, porque provocaría una ola de refugiados y la presencia de tropas estadounidenses en sus fronteras.

Los EEUU de Trump barajan presionar a Pekín con la amenaza de sanciones a las empresas chinas que negocian con Corea del Norte.

Y si, en su caso, China accediera ello provocaría el furor de Pyongyang, que podría oponer una fuerte resistencia y deteriorar la situación en la península hacia una guerra total.