Lo que solo iba a ser una cena de amigas

No dejamos de comentar el extraordinario auge que está consiguiendo la comedia gamberra femenina, permitiendo el lucimiento de repartos corales de actrices en su vertiente más abiertamente extrovertida y humorística. A raíz del éxito de “Bridesmaids” (2011), retitulada como “La boda de mi mejor amiga”, en apenas seis años se han sucedido nuevos ejemplos igual de divertidos y provocadores. Por ejemplo “Despedida de soltera” (2012), “Malas madres” (2016) o la reciente “Una noche fuera de control” (2017). A todas ellas hay que sumar esta “Juerga de mamis”, que en los EEUU ha sido calificada R, por lo que los menores y las menores de edad no la pueden ver. La única explicación que se puede encontrar para una medida tan restrictiva y censoril es la de que las cuatro protagonistas toman sustancias ilegales y dicen palabras malsonantes. Si eso equivale a la incorrección política o no es difícil de precisar, pero tal vez choque en algunos sectores conservadores que un grupo de madres decida correrse una juerga sin sus maridos y sus hijos.
En principio el desmadrado cuarteto tiene la intención de quedar para una simple cena de amigas, pero la bebida y el karaoke pronto harán estragos en ellas, también debido a la lógica falta de costumbre. El tema que enciende sus ánimos es la canción ochentera de la alemana Nena “99 Luftballons”, tan pegadizo como para que se produzca el consabido rejuvenecimiento y las ganas de liberarse de las obligaciones familiares por unos momentos. Por una vez no tienen que hablar de pañales y tareas escolares, ni tampoco de unos hombres que se sienten colaboradores por hacer, como dicen ellos, de canguros por una noche. Toni Collette, Molly Shannon, Katie Aselton y Bridget Everett se lo pasan en grande, haciendo de paso disfrutar a las espectadoras que deseen ser cómplices de su noche loca.

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