Una vez más se repite la misma cantinela con respecto a las coproducciones internacionales que pretenden competir con los grandes estudios de animación de Hollywood, y es que carecen de personalidad propia, limitándose a imitar los modelos propuestos por Pixar o DreamWorks a escala reducida. El resultado siempre es igual de frustrante e insatisfactorio, porque al no disponer de los mismos medios acaban siendo como las falsificaciones de ropa de marca que se venden en los mercadillos. “Deep” es el pariente pobre de la serie televisiva “Bob Esponja” y de largometrajes de éxito como “Buscando a Nemo” (2003) o “Happy Feet” (2006).

Julio Soto Gurpide es un documentalista de la naturaleza que se pasa a la animación, y que en teoría pretende hacer valer su experiencia en inmersiones a gran profundidad para recrear ese universo abisal que James Cameron está descubriendo en imagen real. Con la diferencia de que su intención es hacerlo mediante un lenguaje comprensible o apto para los niños y niñas de entre 3 y 8 años de edad. Si se tratara simplemente de contarles una aventura submarina no habría mayor problema, pero el autor pretende inculcarles un mensaje conservacionista medioambiental demasiado complejo para ser condensado en unos cuantos diálogos la mar de elementales en su humor ingenuista y tontorrón.

Tampoco acierta a la hora de explicar la violencia implícita en la destrucción del planeta tierra y sus consecuencias apocalípticas, al vislumbrar un futuro en el que la humanidad ha abandonado ese lugar inhabitable y sólo sobreviven especies abisales en una fosa inaccesible que les sirve de feliz hogar, hasta que por accidente el travieso pulpito protagonista la hace estallar jugando con un torpedo abandonado. La posterior odisea en busca de un nuevo arca de salvación transcurrirá por metropolis hundidas bajo el agua.