Víctor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

Don y el fin del mundo

De Barcelona a Gijón van cuatro horas. Enlazando metros, autobuses y aviones, a uno le da tiempo para ir empalmando las típicas preguntas existenciales que se dan antes de cada festival de cine. “¿Por qué voy allí? ¿Por qué me hago esto? ¿Por qué me siento así? ¿Por qué?”.

Dudas inquietantes que definen la previa de todo buen certamen. El FICX de este año sin duda lo fue. La 55ª edición del Festival Internacional de Cine de Xixón, presentación en sociedad de una nueva dirección artística, confirmó el cambio de dinámica que tanto pedía dicha celebración. La cantidad de pesos pesados del cine de autor, fue envidiable: Eugène Green, Carla Simón, Bill Plympton y el fantasma de Harry Dean Stanton se agolparon en un programa que dio poca tregua a los estómagos más cinéfagos.

Pero por encima de todos estos nombres, destacó el de Don Hertzfeldt, prodigioso animador que justificó (y elevó), en tan solo 22 minutos, todo el festival. Hace exactamente una semana, unos cuantos afortunados tuvimos la ocasión de ver “World of Tomorrow. Episode Two: The Burden of Other People’s Thoughts”, magistral segunda parte de un cortometraje igualmente magistral, el cual ya le valió a su autor centenares de premios y quedarse, de nuevo, a las puertas del Óscar.

Esta semana, la Versión Digital (y Original) está dedicada a recuperar esta originalísima joya del cine de animación. En la plataforma Vimeo encontramos “Mundo del mañana”. La historia nos presenta a Emily, una niña que es visitada por su yo futuro, enésimo clon de ella misma, dispuesta a compartir pizcas de sabiduría venidera... a cambio de un poco de afecto, tesoro condenado al olvido con el paso de los siglos.

La experiencia, cinematográfica donde las haya, se manifiesta a veces como eco en movimiento de una novela gráfica del mismo autor. Esta, no en vano, se titula “The End of the World”, es decir, “El fin del mundo”. El joven cineasta californiano nos sumerge en el desasosiego de un avenir con tintes distópicos. El apocalipsis se confirma a través de un cataclismo de proporciones cósmicas, pero viene introducido por un panorama en el que al ser humano, en la cima del desarrollo tecnológico, se le olvida ser humano.

Con apenas cuatro trazos, Hertzfeldt crea una serie de monigotes capaces de transmitir muchas más emociones, en comparación a otras creaciones que, seguro, debieron necesitar muchas más manos y horas para existir. El tiempo, no hay duda, está en sus manos. Las formas, también. Estas, haciendo gala de una simpleza desarmante, consiguen que el contenido alcance unas cotas de profundidad atípicas no solo en la animación, sino directamente en el cine, en general... y ya puestos, en cualquier manifestación artística concebible.

“Mundo del mañana” no solo es una pieza excepcional de ciencia-ficción. Es, sobre todo, un tratado humanista sobrecogedor. Y dura poco más de veinte minutos, tiempo durante el cual suena una de las voces más lúcidas del universo. La del poeta que vio el alma humana, y supo dibujarla, y consiguió que esta nos hablara.