Beñat ZALDUA
PULSO CATALUNYA-ESPAÑA: HACIA EL 21D

LA CARRERA HACIA EL 21D EN SEIS INFOGRAFÍAS Y UN RECORDATORIO

¿Se impondrá el independentismo? ¿En votos o solo en escaños? ¿Dará ERC el «sorpasso»? ¿Relegará la CUP al PP al último puesto? Las incógnitas del 21D son innumerables, y a todas ellas hay que sumarles un recordatorio: estos no son unos comicios normales.

Empecemos por el recordatorio: estas no son unas elecciones ordinarias. No por sabido está de más subrayarlo. Partidos y candidaturas llevan semanas preparando atropelladamente la campaña, dejando en segundo plano la intervención absoluta de la Generalitat por parte del Estado español, el encarcelamiento de medio Govern y el exilio de la otra mitad. En las próximas dos semanas el fenómeno se acentuará, por lo que conviene tatuarse que estas elecciones son cualquier cosa menos ordinarias.

Con todo, siguen siendo unas elecciones. Habrá urnas, y en ellas están llamadas a votar más de 5 millones de personas que decidirán el sentido de su voto no solo en función de la cuestión nacional, si bien la polarización resulta evidente. Guste o no, los resultados del 21D serán leídos como el ejercicio plebiscitario que Rajoy trató de evitar por la fuerza el 1 de octubre. En ese resultado influirán, sin embargo, numerosos elementos, a algunos de los cuales nos acercamos con las siguientes infografías. Sin entrar en la especulación y la cocina inherentes a todas las encuestas, echamos la vista atrás a las últimas contiendas electorales para observar tendencias a partir de datos reales y contrastables. Eso sí, no esperen encontrar respuestas, porque de momento lo que predominan son las preguntas.

¿Logrará el independentismo ganar en votos y escaños? La participación y la movilización de ambos bloques serán factores clave. ¿Se impondrá ERC finalmente a la lista de Puigdemont? ¿Lograrán los Comuns parar los pies al unionismo desacomplejado de Ciudadanos? Y finalmente, ¿quedará el PP relegado a última fuerza? Las infografías que siguen dibujan el punto de partida.

 

Si es cierto que la participación crecerá, ¿hacia dónde se decantará ese voto habitualmente abstencionista?

La infografía ilustra la evolución de la participación en elecciones al Parlament durante las últimas cuatro décadas, desde las primeras elecciones autonómicas de 1980 hasta las plebiscitarias del 27 de setiembre de 2015. La regularidad mantenida durante los 30 primeros años, en que la participación oscila entre el 54% y el 64%, se rompe en 2012, cuando Mas convoca las elecciones que abren la etapa parlamentaria del procés. El récord de participación de entonces fue pulverizado tres años después con un histórico 74,95%, prueba de que, cuando hay cosas en juego, la ciudadanía acude a las urnas. ¿Seguirá la tendencia al alza o se quedará en el techo de 2015? El CIS dice ver posible una participación de hasta el 90%. Y cada nuevo voto puede decantar la balanza.

 

El reto de llevar los dos millones de votos independentistas del 1-O a las urnas del 21D

Cabe destacar que, en contra de lo que se dice, el independentismo no ha dejado de crecer tras el estirón que registró en 2012, cuando CiU incorporó el Estado propio al programa electoral. Desde entonces ha seguido al alza, aunque mucho más lentamente. El reto para el 21D es lograr que los que dijeron Sí el 1-O voten a alguna lista independentista. Serán necesarios todos ellos y alguno más para ganar también en votos, lo que significaría un vuelco considerable de la situación. Con una participación como la de 2015, los 2.044.038 votos del 1-O se habrían quedado en un 49,5% de los votos.

 

Mayoría absoluta (aparentemente) bajo control: el soberanismo siempre ha dominado el Parlament

Basta un vistazo a la infografía para ver que en las últimas dos décadas (y antes también) los partidos de obediencia catalana siempre han sumado en el Parlament más de 68 escaños, umbral de la mayoría absoluta. Ni el PSC en sus mejores resultados de la historia (1999) logró dar la vuelta a esta hegemonía. En este sentido, será difícil que Junts per Catalunya, ERC y CUP no sumen de nuevo esos 68 diputados, aunque el CIS les deja en 66-67. Con todo, la comparativa arroja algo de luz sobre la lista unitaria: CiU y Esquerra siempre sumaron mayoría absoluta ellos dos solos hasta 2012, cuando concurrieron juntos en Junts pel Sí. Entonces necesitaron a la CUP para llegar a los 68.

La infografía también deja de manifiesto por dónde pasan las mayorías alternativas, que se construyeron en 2003 y 2006 con ICV de bisagra (Tripartit). Las encuestas auguran que los números podrían darse de nuevo, pero nunca sin el PSC, y teniendo en cuenta la aparición de un nuevo actor, la CUP, que no dará apoyo a un ejecutivo en el que estén los socialistas. El escenario es abierto, pero cualquier mayoría que no sea independentista será muy difícil de articular.

 

El «sorpasso» largamente ansiado por Esquerra, condicionado por el factor Puigdemont

La lucha por el liderazgo en el seno del bloque independentista (igual que en el unionista) es una de las derivadas más importantes del 21D. Las encuestas llevan años augurando el «sorpasso» de Esquerra a Convergència en el Parlament, pero la jugada de Artur Mas en 2015, cuando forzó a Oriol Junqueras a concurrir en Junts pel Sí, pospuso ese histórico cambio. La tendencia, en cualquier caso, quedó clara en las elecciones al Parlament y cristalizó en las dos elecciones estatales celebradas en diciembre de 2015 y junio de 2016. En la primera cita ERC materializó el «sorpasso» por poco, pero seis meses más tarde confirmó el cambio con una diferencia de casi 150.000 votos.

Pese a ello, lo que las encuestas auguraban como un plácido triunfo de los de Oriol Junqueras se ha visto condicionado por el empuje de la candidatura de Carles Puigdemont, bajo cuya figura se ha diluido el PDeCAT, la marca sucesora de Convergència. De momento, las encuestas siguen augurando una victoria de Esquerra, pero la distancia es mucho menos abultada de lo que se preveía. Ver venir.

 

La pugna en la cola: ¿Y si el partido de gobierno en España es relegado al último puesto?

Es una pugna secundaria, pero tiene su importancia (y su morbo) ver quién quedará a la cola de las elecciones, puesto que, en 2015, tras el ascenso de la CUP, quedó mucho más apretado de lo que cabía esperar. Será relevante observar si los cuperos logran superar al PP, lo que significaría que el partido de gobierno en España es la última fuerza en el Parlament. Cuestión no menor. De forma paralela, también está por ver la pugna dentro de la izquierda entre la CUP y los Comuns, cuya equidistancia todavía está por ver cómo se traduce en las urnas. El 27S solo 30.000 votos separaron a la Esquerra Independentista de CSQP.

 

El antiguo cinturón rojo del PSC, escenario de la soterrada pugna entre Comuns y Ciudadanos

Los Comuns y Ciudadanos son antagónicos en muchos aspectos; también son muy diferentes la mayoría de sus votantes. Sin embargo, la sangría de votos del PSC es una fuente de la que ambos beben. Dependiendo de las circunstancias, ese voto se puede decantar por el tándem Rivera-Arrimadas o por el de Colau-Domènech. Será interesante observar qué ocurre en las periferias de las áreas metropolitanas. Sirvan como ejemplo los datos de Nou Barris, el distrito de menor renta de Barcelona. El 27 de setiembre de 2015, en elecciones al Parlament, se impuso C’s. Menos de tres meses después, el 20 de diciembre, los resultados se invirtieron del todo.