S é que quienes afirman que el maestro coreano Hong Sang-soo hace siempre la misma película lo dicen en sentido peyorativo, pero es que tienen toda la razón del mundo y solo les falta reconocer que cada vez la hace mejor. Y ha tenido que rodar unas cuantas hasta dar con su musa ideal, porque desde que la premiada Kim Min-hee ha entrado en su vida esa concepción tan esencial y concreta que tiene del cine ha alcanzado la absoluta excelencia, convirtiéndose en el artista repetitivo más revelador que existe. Sus personajes pueden repetir una frase o una situación hasta el infinito, pero tienen que beber mucho soju hasta que por fin suene sincera. Esa autenticidad es la que busca la protagonista de “En la playa sola de noche”, en su contemplación de las olas que rompen una y otra vez en la orilla en un diálogo eterno con la memoria.

Los que nos maravillamos con “Ahora sí, antes no” (2015) no teníamos necesidad de saber que en ese rodaje nació el idilio entre el director y su actriz, episodio aireado después por la prensa coreana a cuenta de que Hong Sang-soo es un hombre casado. Ahora nos lo cuenta en clave autobiográfica, desde el punto de vista femenino. No es cine dentro del cine, porque en su obra vida y cine quieren ser lo mismo. Kim Min-hee fue Mejor Actriz en Berlín y Gijón.