Víctor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

En un reino muy lejano

Si los cálculos del imperio Disney no fallan (y esto es algo que rarísima vez ocurre) la Navidad se va a confirmar, año tras año, como aquel período del calendario dominado por ese monstruo recaudatorio llamado “Star Wars”. Los planes de la productora más poderosa del universo pasan por rentabilizar al máximo la archi-famosa franquicia creada por George Lucas, y esto se traduce, en lo que nos concierne a nosotros, en una space-opera por temporada.

A pocos días del esperadísimo estreno mundial del “Episodio VIII”, en Versión Original (y Digital) nos preparamos para la avalancha de calificativos superlativos que está por llegar, y de paso seguimos la consigna de tan míticas películas. Nos apropiamos del «Hace mucho tiempo...» para echar la vista atrás y recordar, que nunca está de más, el peso que tiene el pasado en el presente.

Para ello, ninguna plataforma mejor que Filmin, excelsa en lo que a mimar el cine de antaño se refiere. En su sección de clásicos nos cruzamos con una notable selección que comprende algunos de los títulos más relevantes de uno de los directores más grandes de la historia del séptimo arte. De “Escándalo” a “Rapsodia de Agosto”, pasando por “Los siete samuráis” o “Vivir”, la obra del ‘emperador’ Akira Kurosawa se resume aquí en once bocados que culminan, como no podía ser de otra manera, en la que, así de claro, seguramente sea la mejor cinta jamás filmada.

“Ran” es la adaptación que Kurosawa dedicó a “El rey Lear”, obra que no en vano bien podría considerarse como el mejor trabajo del más brillante de los dramaturgos. La particularidad de la propuesta (como ya sucedía con “Trono de sangre”, título igualmente imprescindible, y disponible en Filmin), es que la acción tiene lugar en el Japón feudal. Más allá del evidente cambio de escenario (y de alguna que otra licencia en el sexo de ciertos personajes), la película muestra una fidelidad tal al material de base, que obviamente se confirma, fotograma a fotograma, como la obra maestra que cabía pedirle al maestro.

De hecho, viendo ahora en perspectiva toda la obra de Kurosawa, da la sensación de que todos los trabajos que firmó antes, fueron en realidad una especie de preparación para este. Antesalas más o menos sublimes para llegar a la más sublime de las piezas: casi tres horas de drama shakespeariano. Tan apabullante y demoledor como suena.

Desde su imponente escena de apertura (inmejorable carta de presentación), “Ran” hace del caos al que invoca, una fuerza de la naturaleza descomunal con la que se arremeten padres, hijos, esposas y hermanos. De una belleza formal insuperable; de una fuerza trágica devastadora. Shakespeare, no hay duda, se hizo cine.

La película, por cierto, jamás hubiera existido sin el apoyo que en su día le dedicaron Francis Ford Coppola y, qué cosas, George Lucas. Un autor, este último, declaradamente enamorado (y deudor) del legado de Akira Kurosawa. Sin las incursiones en el chanbara de uno, no hubieran existido las aventuras espaciales del otro. Un círculo (el del reino que terminó en galaxia) sobrado de Fuerza.