Falta una semana para que, el próximo 17 de enero, se constituya el nuevo Parlament. Será una jornada intensa en la que Oriol Junqueras, Jordi Sànchez y Joaquim Forn, que ya han presentado las credenciales para tomar el acta de diputado, podrían salir momentáneamente de la cárcel para acudir al pleno, y en la que el independentismo tendrá que hacer valer su mayoría para controlar la Mesa de la Cámara, en la que le corresponden cuatro sillas –dos a JxCat y dos a ERC–. Otras dos irán a parar, en principio, a C’s y la séptima al PSC.

Como Junqueras, Puigdemont también habría presentado ya sus credenciales para tomar el acta de diputado. Algo que también hizo el conseller exiliado Toni Comín. Aunque ayer se avanzó que los dos exconsellers de JxCat exiliados en Bruselas –Clara Ponsatí y Lluís Puig– iban a renunciar al acta, su decisión final, igual que la de la cuarta consellera en el exilio, Meritxell Serret, sigue siendo una incógnita.

En juego podría estar la mayoría independentista, que cuenta con 70 diputados. Si los cinco de Bruselas toman su acta de diputado, en la práctica la bancada independentista se vería reducida a 65, cifra que podría bajar hasta los 62 si el Tribunal Supremo denegase a los diputados encarcelados el permiso para acudir al pleno. En tal caso, la balanza la decantaría Catalunya en Comú, que tendría que elegir entre el bloque independentista y el del 155, que suma 57 diputados (Ciudadanos, PSC y PP).

El independentismo podría asegurarse la mayoría ofreciendo una silla a Catalunya en Comú, algo que ERC ya ha hecho y que los Comuns están dispuestos a aceptar. Pero el independentismo perdería así la mayoría absoluta en la Mesa.

Mundó renuncia al escaño

Quien sí renunció de forma pública a su escaño fue el exconseller de Justicia Carles Mundó, encarcelado en Estremera durante varias semanas y diputado electo de ERC. Su nombre había sonado con fuerza como sustituto de Carme Forcadell al frente de la presidencia del Parlament, pero el exconseller (responsable del cierre de la cárcel Modelo y de la anulación de los juicios franquistas) optó ayer por abandonar la política y regresar a la abogacía. Esquerra pierde así un activo importante en un Parlament a punto de constituirse.