Cerca de dos mil palestinos se concentraron de nuevo ayer, día sagrado para los musulmanes, en la Cisjordania ocupada y en la Franja de Gaza para protestar contra la decisión del presidente de EEUU, Donald Trump, de entregar Jerusalén a Israel, y fueron reprimidos con dureza por las fuerzas de seguridad sionistas, que dejaron al menos 176 heridos, 25 de ellos por disparos en Gaza. Horas antes, el jueves, soldados israelíes mataron a dos adolescentes de 16 años que se manifestaban contra esa decisión en Iraq Burin, al sur de Nablús (Cisjordania), y cerca del campamento de refugiados de Al-Bureij, en la Franja de Gaza.

Ali Omar Qino Qadous murió de un disparo en la cabeza en Iraq Burin, realizado supuestamente por un francotirador israelí, según la agencia palestina Ma’an, durante un enfrentamiento con tropas sionistas. Según la agencia Wafa, los militares desplegados en un puesto de control dispararon sin motivo aparente. El puesto había sido instalado donde el martes se produjo un tiroteo en el que falleció el rabino Raziel Shevab, cuando circulaba en coche cerca de la colonia de Havat Guilad.

Amir Abd al-Hamid Abu Musaed recibió un disparo en el pecho durante una protesta cerca de la valla fronteriza al este del campo de refugiados de Al-Bureij, donde otras tres personas resultaron heridas. Los soldados israelíes abrieron fuego contra quienes lanzaban piedras en dirección a la valla desde una distancia de decenas de metros.

Desde el anuncio de Trump el 6 de diciembre, han muerto al menos 17 palestinos y un israelí.

Ayer, las fuerzas de seguridad israelíes volvieron a reprimir las manifestaciones que se repitieron en Gaza y Cisjordania.

La Misión de la UE que ha viajado a Palestina mostró ayer su «profunda preocupación» por la muerte, el 3 de enero, del adolescente de 17 años Musab al-Tamimi en Cisjordania y por la detención de los adolescentes de 16 años Ahed Tamimi –el 19 de diciembre– y Fawzi Muhamad al-Juneidi –el 7 de diciembre por 23 soldados–, símbolos de la resistencia palestina.