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DONOSTIA

Etcheverry reprocha a los estados el zulo extraviado

La aparición de un pequeño depósito atribuido a ETA, con algo de explosivo y detonadores, en un bosque de las Landas no ha provocado que se ponga en cuestión el desarme total de la organización, constatado por la Comisión Internacional de Verificación y asumido por los estados en abril pasado. Por contra, sí se convierte en una evidencia de los problemas que acarrea no haber podido dar a este proceso un carácter «ordenado» y más seguro. Así lo destacó en Radio Euskadi el artesano de la paz Txetx Etcheverry.

ETA ya explicó entonces que el material del que se desprendía era únicamente el que estaba «bajo su control». Etcheverry añadió ayer en Radio Euskadi que resulta notorio que «se perdieron cosas» debido a la «presión» policial sobre los miembros de la organización que se estaban encargando del inventariado. Cabe recordar por ejemplo que en verano de 2016 se comunicó el hallazgo de un zulo en Osny, cerca de París, que, según explicó ETA posteriormente, se sabía que estaba detectado hace tiempo y que se usaba como trampa para intentar detener a quien allá se acercara.

«En todos los conflictos»

Así las cosas, Txetx Etcheverry –protagonista de este proceso de desarme en primera persona desde Luhuso hasta Baiona– puso el acento en que este descubrimiento casual en las Landas para nada «contradice» lo ocurrido el pasado 8 de abril. Y auguró incluso que este tipo de hallazgos pueden repetirse. En el caso de las Landas, el material lo descubrió uno de los llamados «buscadores de tesoros» que suelen rastrear cualquier zona con detectores de metales, como modalidad lúdica e incluso deportiva.

«Cuando se acaba un conflicto, siempre aparecen cosas perdidas», subrayó Etcheverry en las declaraciones a Radio Euskadi.

El depósito fue encontrado el 31 de diciembre, pero no hubo comunicación oficial de ello hasta anteayer, que fue cuando se confirmó la apertura de la lógica investigación en los tribunales franceses.

El desarme de ETA con verificación internacional y seguimiento directo del Estado francés fue dado por bueno inmediatamente. Tres meses después, en julio, la Comisión Internacional de Verificación dio por concluida su labor y anunció su disolución. Esta es la primera ocasión desde entonces en que aparece alguna partida al margen de los zulos entonces levantados y protegidos por activistas civiles.