Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Insidious: La última llave»

Los fantasmas de la infancia atacan a la médium

La crítica especializada se esfuerza en explicar al público en general los mecanismos de las franquicias, cuando sus seguidores lo hacen mucho mejor en los foros de internet. Que si esta cuarta entrega de la franquicia terrorífica “Insidious” es la precuela de la continuación que también era precuela, y además conecta con la primera entrega... En fin, un lío sin sentido, que redunda en la preocupante situación de una industria cinematográfica que se empeña en competir con la inmediatez serial de las producciones televisivas, las cuales te permiten devorar una historia de principio a fin de un tirón, sin tener que esperar al estreno postergado del siguiente capítulo, tal como sucede en la gran pantalla.

Para ir directos al grano, basta con aclarar que “La última llave” prolonga el protagonismo creciente de la médium Elise Rainier a partir de su investigación del caso inical del matrimonio Lambert, con otro nuevo guion del también actor Leigh Whannell que se remonta a la infancia del personaje interpretado por la veterana actriz Lin Shaye. Esto contribuye a un arranque de película interesante, dado que hay un mayor énfasis dramático del habitual a fin de situar el germen de la peculiar identidad de esta mujer capaz de desarrollar desde muy niña unas facultades especiales para conectar con el más allá. Mediante los oportunos flash-backs que nos trasladan a los años 50 se descubre un tortuoso pasado familiar, debido a que el padre no aceptaba su don y la maltrataba.

En cuanto la protagonista pone el pie en la vieja casona de Nuevo México en la que creció acuden a su mente, no solo los viejos recuerdos, sino también los fantasmas y demonios, con lo que el desfile de aparaciones oníricas está servido. Salvo por los sustos efectistas a fuerza de los consabidos golpes de sonido repentinos, esas presencias pesadillescas no sorprenden, más que por su diseño por lo entrañables que resultan ya las caracterizaciones de Javier Botet.