Maider IANTZI BARCELONA
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TXELL BONET
PERIODISTA Y COMPAñERA DE JORDI CUIXART, PRESO DESDE HACE TRES MESES

«No entienden que si algo caracteriza a los catalanes es que son muy tozudos»

La guionista acoge en su casa de Gràcia a un despliegue poco habitual: un fotógrafo, un cámara, otro que se queda de la entrevista anterior y la periodista. Lo hace con toda la paciencia y amabilidad, también con una frescura llena de vitalidad. Su creatividad se refleja en su relato de los últimos acontecimientos de su pueblo. Por encima de lo inmediato, sostiene que en la vida hay que ser corredora de fondo.

Tras acomodarnos en su sala, donde hay un piano, bastantes fotografías familiares y de amigos, y más juguetes, nos empieza a contar que a los tres meses de la encarcelación de su compañero por un delito que no cometió está «todo lo bien que se puede estar en una situación así. Jordi es una persona bastante fuerte y está muy sereno. Somos muy conscientes de la injusticia y de la renuncia a la libertad. Pero, dentro de esto, es una persona con mucha empatía y se ha hecho su mundo con los otros presos interesándose por su situación. Ahí dentro hace todo lo posible por estar bien. Está mucho en la biblioteca, leyendo todas las cartas que recibe, contestando algunas, leyendo los periódicos que le llegan con siete días de tardanza. Viviendo el momento».

¿Quiénes son sus compañeros de celda y de módulo?

Convive en la celda con un señor irlandés. Su módulo es de relativa baja conflictividad y hay personas de todo el mundo. En sus cartas me ha contado que parece la ONU, que con cada historia se podría hacer un documental. Muchas de esas personas son de otros países y no les ha visitado ningún familiar. A veces cuando le llevo el paquete de ropa pongo algo para alguien si él me lo pide.

¿Qué contacto tienen?

El contacto que se permite en el sistema penitenciario, que son comunicaciones telefónicas de cinco minutos y diez llamadas a la semana. Él hace cinco a su madre y cinco a mí. Una vez a la semana tenemos los famosos 40 minutos a través de un cristal, y una vez al mes, un vis a vis íntimo y un vis a vis familiar. Eso es todo, aparte de las cartas que me envía, que a veces llegan a diez páginas.

¿Lleva a su hijo a esas visitas?

Siempre que puedo llevo a nuestro hijo porque cada semana cambia [tiene nueve meses]. Eso es lo más complicado. Cuando tienes un hijo de una edad tan pequeña, que es justamente cuando creas los vínculos afectivos, no es como si tú y yo estamos un año sin vernos. Los bebés se dan cuenta de todo. Él sabe que su padre está lejos. Lo llevamos con la máxima dignidad que podemos.

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Eres periodista y guionista.

Trabajo haciendo documentales. Como “fixer” [ayuda a organizar las historias] para el canal “Arte”. He trabajado mucho para el canal “33”, haciendo programas culturales, de arte. Llevo desde los 18 años trabajando, tengo 42, y los autónomos hacemos tres trabajos a la vez, ¡qué te tengo que contar de mí, de mis horarios! [se ríe].

¿Eres también actriz?

Escribo poesía y siempre que he hecho poesía la he hecho acompañada de su interpretación. He realizado algunos espectáculos, performance poético-musicales, en las que interpretaba los poemas acompañada de músicos y elementos artísticos. Ahora no me puedo dedicar a ello; desde que he tenido el niño menos, pero estas cosas artísticas no son programadas, aparecen en tu vida cuando aparecen.

De periodista a periodista, le quería preguntar sobre su relato de los últimos acontecimientos de su pueblo.

Si ahora bajara un extraterrestre y le tuviera que explicar lo que está pasando desde mi punto de vista totalmente subjetivo y personal, le diría que vivimos en una sociedad del siglo XXI, con un acceso a las tecnologías, a la sociedad de los bienes, incluso de los bienes innecesarios. La mitad de lo que tenemos, ¡qué digo la mitad!, el 90% de lo que tenemos es paja, basura que acaba ensuciando el planeta, y en medio de esta sociedad tan sofisticada a veces cosas tan básicas como los derechos de manifestación o de libertad de expresión son coartados. Estas cosas tan primitivas son las que dan más miedo. Lo interesante es que el pueblo pueda expresar su voluntad, pero, en cambio, lo que el establishment estatal, europeo e internacional quiere es que la gente sea consumidora pasiva y no ciudadana activa. Entonces, lo que pasa en Catalunya, al margen de estas ganas que tenía el pueblo de hacer sentir su voz y de escoger su futuro, fuera cual fuera, es que estamos intentando hacer una revolución que es la del empoderamiento de la ciudadanía, y eso es ir totalmente a contracorriente.

¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos que está teniendo el Procés?

A corto plazo, por ejemplo, mi compañero está privado de libertad. En el 1 de Octubre hubo una violencia que se ejerció contra un pueblo que no la esperaba. Y esa violencia física ha sido más grande porque se ha convertido en sicológica. La gente ha pasado un luto de todo eso. Pero esto es una cosa inmediata; en la vida hay que ser corredor de fondo. Entonces, ¿las cosas positivas? La gente se ha dado cuenta de que puede salir a la calle, que puede actuar, que todos unidos podemos tener un cierto poder, que nunca habíamos llegado tan lejos. También es cierto que, desafortunadamente, hubo muchas canciones que se hicieron en Catalunya, de la época franquista, y ahora coges las letras de esas canciones, de hecho algunas se siguen cantando a veces en las manifestaciones, y esas letras podrían ser aplicadas en la situación en que vivimos ahora. Pero en el fondo siempre se va hacia delante. La historia de la humanidad siempre ha sido gente esclavizada, mujeres privadas de sus libertades, no se leía tanto como ahora, o sea, nunca un tiempo pasado fue mejor.

Pero ha habido un cambio en la manera de pensar de la gente.

Cuando la gente está haciendo algo tan sencillo como introducir un papel en una urna y llega una violencia inesperada, esto deja un poso en el alma. Pero siempre hay una noticia que tapa la otra, una prisa que tapa la otra, y, al menos, en una situación de unas elecciones totalmente ilegítimas, el independentismo ganó la mayoría absoluta, en todo un escenario pensado para que se perdiera. La gente sigue saliendo en las manifestaciones, sigue reclamando la libertad de los presos políticos. Parece que alguien aún no ha entendido que si una cosa son los catalanes es que son muy tozudos.

Eso me ha parecido. En las entrevistas todos me decían lo mismo: «No vamos a parar».

Es que al final es una cuestión de dignidad. Piensa que el pueblo también tiene su memoria histórica. Es decir, yo por suerte toda mi vida la he hecho en democracia [dibuja a la palabra ‘democracia’ unas comillas con las manos, ‘porque las sombras de otros periodos siempre son alargadas’]. Pero yo crecí con mi abuelo, él me explicó perfectamente lo que pasó en otras épocas aquí, cómo nuestra lengua estaba prohibida y, entonces, para nosotros esta lengua es un tesoro a mantener. Somos muy conscientes de cómo se nos ha reprimido. Hemos salido adelante, y ahora también lo vamos a hacer.

¿Está recibiendo muchas muestras de cariño?

Sí, sí. La gente anónima, popular, de la calle, es la más valiente. Son las personas que dicen lo que piensan en las redes, que te paran en la calle, que están totalmente indignadas con esta medida de prisión injusta. También pido a quien tiene una posibilidad de antena pública, artistas, deportistas, juristas, políticos, sobre todo personalidades que no son independentistas, que son de otros lugares del Estado, que si esta prisión preventiva les parece injusta, que lo denuncien. Si se van recortando las libertades para unos, lo que le pasa hoy a uno, mañana te puede pasar a ti.

¿Cómo vivió la movilizaciones por la libertad de Jordi Cuixart y Jordi Sánchez del martes?

Todos estamos en un estado de ánimo permanente de manifestación, aunque sea cuando paseo por la calle en silencio y veo a la gente con un lacito amarillo, para mí es tan importante como ver una concentración muy grande. Yo sé que no estamos solos, ese miedo no lo tengo, sé que esto no se va a olvidar, espero que no pase el tiempo, pero sé que es tan bestia lo que está pasando que ni se va a silenciar, ni se va a olvidar. Se están criminalizando las manifestaciones diciendo que pueden ser violentas y quiero agradecer a la gente que aún siga saliendo a la calle.