Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Salvando el Reino de Oz»

La Dorothy que viajó de Kansas a la Rusia bélica

La historia de cómo la Dorothy del cuento que siguió el camino de ladrillos amarillos viajó de su Kansas natal hasta la lejana Rusia no obedece a una cuestión de magia, sino al hecho de que el traductor al ruso de la obra de Lyman Frank Baum decidiera escribir un ciclo literario de nuevas versiones. Así fue cómo el matemático y escritor Aleksandr Volkov creó a partir del año 1939 esta otra saga con los personajes que ya fueron inventados en 1900. La principal variación que introdujo el autor ruso fue de tipo más bien coyuntural, de acuerdo con el clima bélico que se vivía en el viejo continente. Una tendencia que se puso de manifiesto en la secuela “Urfin Jus y sus soldados de madera”, que es justo la que ahora ha sido llevada al cine de animación, aunque los distribuidores le hayan cambiado eltítulo para dejar más clara la referencia al universo de Oz.

“Urfin Dzhyus i ego derevyannye soldaty” introduce a un villano que representa el totalitarismo, ya que con su ejército de soldados de madera pretende conquistar Ciudad Esmeralda. El tal Urfin Jus ha sido capaz de poner a su servicio a unos autómatas que le siguen fielmente pero carecen de cerebro, por lo que no consiguen asimilar las ordenes y actuar con un mínimo de autonomía. Tal es su torpeza que Dorothy y sus amigos podrán salvar el Reino de Oz con su básico sentido de la amistad y del trabajo en equipo.

La Dorothy del Este no tiene nada que ver con la bruja de dicha procedencia, siendo su aspecto más eslavo y rubio, opuesto al de la Judy Garland que protagonizó el clásico cinematográfico “El mago de Oz” (1939). Sin embargo, su poder se lo sigue debiendo a sus famosos zapatos mágicos plateados, así como a sus fieles compañeros de aventuras, los cuales también varían su aspecto ligeramente. El perro Toto es más juguetón, el Hombre de Hojalata luce una armadura quijotesta, el León cobarde es un peluche y El Espantapájaros está más relleno de paja.