Iñaki VIGOR
IRUÑEA

«Bostburuak», las enigmáticas figuras de la sierra de Andia

En la sierra de Andia se han encontrado siete enigmáticas estructuras con forma de estrella de mar. Están construidas con piedras de mediano tamaño incrustadas en el suelo, tienen unos 20 metros de diámetro y sus brazos forman una especie de «bostburu», nombre que acuñó Juan Mari Martínez Txoperena cuando descubrió las dos primeras figuras en el año 2009. «En un principio pensé que podían ser una especie de representación astrolática, aunque también pueden tener una explicación antropomorfa», señala este vecino de Iruñea, natural de Aurizberri.

«Aquel día pasé por encima de una de esas estructuras y vi que era una figura de cinco brazos rellenados con piedras y que terminaban en una especie de giro, como los lauburus, pero hacia la izquierda. Lo vi de casualidad, posiblemente por la gran sequia de ese verano, porque desde el suelo no tienes una buena perspectiva y, además, las piedras están bastante empotradas en la tierra. Puedes pasar a diez metros de distancia y no te das cuenta de que tiene esa forma tan extraña», recuerda Martínez Txoperena nueve años después de aquel hallazgo.

A unos 255 metros de ese “bostburu” encontró otro similar, con la misma orientación y en la misma ladera de la sierra de Andia. Tomó las coordenadas de ambas figuras y posteriormente las localizó en Google Maps, confirmando así que se trataba de dos insólitas estructuras sobre las que no existía referencia de ningún tipo.

«La forma que tienen no puede ser una casualidad, ni tampoco parecen ser el entretenimiento de algún pastor de la zona. Se trata de figuras grandes, de unos 20 metros de diámetro, y da la impresión de que en el centro tienen una especie de cámara. Además, las losas utilizadas son de cierta envergadura, por lo que una sola persona andaría mal para moverlas. Eso significa que tenía que haber varios implicados en su construcción», precisa el descubridor de los primeros “bostburus”.

El siguiente paso fue comunicar el hallazgo a los técnicos de Patrimonio del Gobierno de Nafarroa, quienes apuntaron la posibilidad de que esas figuras fuesen obra de los militares españoles, ya que habían realizado muchas prácticas de tiro con artillería en esa zona de la sierra de Andia. «En principio, yo también pensé que podría tratarse de una forma de señalizar un blanco, para que pudiera verse a cierta distancia, pero luego hice otra visita al mismo sitio –añade Martínez Txoperena- y no vi cráteres de morteros ni rastros que tuvieran relación con prácticas militares».

A pesar del tiempo transcurrido desde aquel descubrimiento, no tiene constancia de que se haya llevado a cabo ningún tipo de excavación arqueológica en estas estructuras. Pero lo que sí tiene claro es que poseen un significado, sobre todo teniendo en cuenta que están apareciendo otras figuras similares. Todas ellas se encuentran en la misma zona, dentro del Parque Natural de Urbasa-Andia. La manera más sencilla de acceder a ellas es llegar al puerto de Lizarraga y, en el descenso hacia Lezaun, tomar a la izquierda una amplia pista ganadera que está cerrada a vehículos particulares y continuar por ella durante un par de kilómetros.

Los dos primeros “bostburus”, ubicados cerca de la txabola de Zeberio, fueron denominados Ollaskardi 1 y 2 por el nombre del topónimo en el que se encuentran; los dos siguientes fueron localizados en 2015 por Mikel Markotegi, quien los denominó Sosaportillo Goikoa y Ritei, y el pasado año fueron halladas otras tres estructuras similares en la misma zona de Andia. En concreto, Patxi Iruin descubrió el de Ollaskardi 3; Mikel Markotegi encontró el de Sosaportillo Goikoa 2, y Pedro Iparragirre halló el de Ritei 2. «Se nos cae la idea de señales para blancos artilleros cuando las vemos. Estas figuras se encuentran junto a bordas pastoriles, por lo que no parece que fueran señales para blancos artilleros. A nadie se le ocurriría poner un blanco militar junto a una borda, porque al menor desvío la podrían volar», reflexiona Martínez Txoperena.

Megalitos exactamente iguales

Estas enigmáticas figuras pétreas de cinco brazos, que parecen diseñadas para que solo puedan ser apreciadas desde cierta altura, no tienen paralelismo en ningún otro lugar del mundo. «Pero esto no es lo más extraño que he encontrado en mis andanzas por la montaña vasca», matiza su descubridor.

Este veterano prospector, miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ha descubierto centenares de megalitos y ha hallado los miliarios que posibilitaron desbrozar la calzada romana que atraviesa el Valle de Artze y el puerto de Ibañeta pasando por la supuesta ciudad de Iturissa. Sin embargo, uno de los hallazgos que más intrigado le tiene son los túmulos de anillo, también conocidos como anillos tumulares. «Están construidos con piedras pequeñas pero son de grandes dimensiones. La mayoría tienen entre 20 y 30 metros de diámetro, pero algunos llegan incluso a los 50 y 60 metros», informa Martínez Txoperena.

Se trata de estructuras megalíticas que, dentro de Euskal Herria, solo se han localizado en las sierras de Andia, Urbasa y Saldise. Sin embargo, este vecino de Iruñea se llevó una gran sorpresa cuando un amigo le regaló un libro de megalitos de Jordania y vio fotografías de túmulos de anillo, en pleno desierto, que son «exactamente iguales a los que tenemos aquí». Tanto en unos como en otros se han llevado a cabo excavaciones arqueológicas y se han encontrado materiales de la misma época, concretamente de la Edad del Bronce. Al igual que en el caso de los “bostburus”, se trata de construcciones cuyo significado sigue siendo una incógnita.