Ane URKIRI ANSOLA
WORLD FOOTBALL SUMMIT BILBO

HACE YA TIEMPO QUE EL FÚTBOL CORRE AL SON DEL DINERO

LA TRANSFERENCIA DE JUGADORES AL EXTERIOR RINDIÓ A BRASIL 115 MILLONES DE DÓLARES ENTRE ENERO Y SETIEMBRE DE 2001. LA VENTA DE JUGADORES SUPERA LA EXPORTACIÓN DE PRODUCTOS TRADICIONALES DEL PAÍS, COMO EL CACAO Y LA BANANA». RAMÓN Y DAVID LLOPIS YA HABLABAN DE ESTA INDUSTRIA EN UN ESTUDIO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI.

«Somos gestores, gestionamos una compañía, una empresa que, en este caso, está especializada en el fútbol». Así de contundente fue Patricia Rodríguez, general manager de la S.D. Eibar, club con el que simpatizan muchos aficionados de a pie y también empresarios y directores ejecutivos, por su estrategia de crecimiento –la expresión «milagro del Eibar» se escuchó en más de una ocasión– y dejando de lado el romanticismo que muchos de sus espectadores aún mantienen.

Y esa primera frase bien puede resumir la mesa redonda que inauguró la segunda jornada del congreso sobre la industria del fútbol que ha tenido lugar en Bilbo: World Football Summit. Industria con mayúsculas e internalización a lo grande.

Junto con Rodríguez, los ponentes fueron Óscar Mayo, director de desarrollo internacional de La Liga; Víctor Cobos, CEO de MC Saatchi Sponsorship; y Javier Guerrero, de la Academia de Fútbol de David Villa (DV7); moderados por Aritz Hernández, de Campus Group. En general, incidieron en un punto que ya parece ser inevitable: la trascendencia global que está tomando un deporte que insiste en poner a prueba el techo del rascacielos, con riesgos sobre los que muchos expertos advierten.

Alabaron, por ejemplo, la labor del Manchester United por tener entre sus patrocinadores a bancos de nueves países diferentes. Incluso en el espectro de los fichajes, el marketing –es decir, la economía– juega un papel muy importante, más de lo que se piensa. Los nueve jugadores de Arabia Saudí que han llegado recientemente a siete equipos de Primera y Segunda forman parte de ese negocio; incorporaciones que se anunciaron con una gala de La Liga en aquel país. La Liga tiene oficinas físicas en seis estados y, según explicó Mayo, está intentando expandirse más, compitiendo con la Premier League.

Y como con ejemplos se comprende mejor, hasta el moderador intentó poner en aprietos a la manager del club armero con esta cuestión: «Entre un jugador japonés y uno de Albacete –entiéndase esto como cualquier otra provincia del Estado español– con características parejas, a día de hoy, ¿cuál elige la S.D. Eibar?». «El japonés, sin ninguna duda», respondió Rodríguez, poniendo encima de la mesa la estrategia azulgrana al aprovechar el tirón de Takashi Inui, el futbolista japonés con más minutos disputados en Primera.

 

Identidad y horarios

«Si queremos un espectáculo mejor, ser la mejor liga del mundo, todo esto es necesario». Así intentaron justificar la internacionalización; para lograr más poder adquisitivo, cualquier operación de marketing está justificada. Es más, Mayo propuso no gastar gran parte del dinero en fichajes, sino aprovecharlo «sobre todo para invertir», para abrirse a los mercados extranjeros. Y eso aunque entre las condiciones de la globalización esté aceptar unos horarios que tan a desmano pillan a los aficionados. «Hay que aceptarlo», indicó Rodríguez, porque los derechos de imagen son los que alimentan al club: «A medida que eres más famoso en Asia, te corresponde más y eres más atractivo para los sponsors». No obstante, también hizo referencia a «las raíces» del club –«No tenemos que olvidar de dónde venimos»–, al señalar que los comercios eibartarras son indispensables.

Primando la perspectiva empresarial, Víctor Cobos replicó que «si eres más visible internacionalmente, más se te verá en el mundo y más dinero le puedes pedir a esa empresa local». ¿Y si esa tienda/peluquería/carnicería no tiene tanto dinero para competir en ese mercado? El fútbol de elite hace tiempo que dejó de ser un mero deporte.