Nora FRANCO MADARIAGA
Opera

El esperado giro de la temporada

Muchos son los que aseguran que el gusto del público de ABAO es clásico y tradicional pero, desde que el pasado mayo se anunciara el regreso de Salome al Euskalduna, se esperaba que fuese el plato fuerte de la temporada; y a pesar de que aún queda un título más, se puede afirmar sin ningún género de dudas que así ha sido.

La música de Strauss, aunque a priori densa, compleja y poco melódica, demostró su calidad envolviendo en una suerte de embrujo a los asistentes, quienes permanecieron absolutamente absortos de principio a fin, atrapados en la escenografía de Francisco Negrín llena de simbolismo, elementos giratorios, luces fluctuantes e hipnóticas videoproyecciones.

Parte primordial de este hechizo fueron también la fabulosa voz y la magnífica actuación de la soprano estadounidense Jennifer Holloway, que encarnó a Salome con una seguridad y presencia escénica apabullante. Con una voz maravillosamente versátil, capaz de pasar del canto más potente al susurro más sensual, del agudo lírico y redondo al grave descarnado, de la radiante exuberancia a la tensión más oscura, Holloway se convirtió en el eje indispensable sobre el que basculó toda la obra. Especialmente sobrecogedor el largo y difícil monólogo frente a la cabeza del Bautista, que desarrolló con lucimiento tanto en el plano canoro como en el sicológico.

A la intachable intervención de la soprano respondieron a un altísimo nivel tanto el tenor Daniel Brenna en el papel de Herodes como el barítono-bajo Eglis Silins en el rol de Johanaan. Destacable en el primero una voz sugerente y brillante de grandes dotes expresivas, que transmitió con transparencia toda la complejidad del personaje. Muy notable en el segundo su voz cálida y aterciopelada de gran amplitud.

Entre todo el buen elenco de cantantes que completaban el reparto, imprescindible mencionar a la mezzo Komlósi como Herodias, que no dudó en trasladar a su voz la estridencia del personaje, así como el fantástico trabajo de Mikeldi Atxalandabaso como Narraboth, que el público bilbaíno supo corresponder con sus aplausos. Pero quien mereció –y recibió– una de las más cálidas ovaciones de la velada fue la BOS que, dirigida magistralmente por su titular Erik Nielsen, desgranó con elegancia y savoir faire una versión de Salome inigualable en minuciosidad y belleza.

Honi buruzko guztia: Opera