Iñaki LEKUONA
Periodista

Nos cambiaron la pregunta

Una de las tradiciones más arraigadas en el país de Molière es la de bautizar a su prole con tres nombres para que la criatura, una vez mayor de edad, pueda elegir cuál de los tres le disgusta menos. El hecho es que la mayoría se conforma con el primero y que pocas personas optan por el cambio. Pero uno de los fenómenos que está ocurriendo en los últimos años es que cada vez más se imponen apelativos no francófonos como uno de los tres posibles. Desde el Kevin hasta el Karim, pasando por el Peyo, Bixente o Javier, estos últimos citados en una web femenina francesa que listaba 15 denominaciones «vascas» y «originales», todas ellas masculinas.

La cuestión es que si el francés medio no está seguro del nombre que dar a su descendencia, no menos determinado será un partido político como el FN, que lleva años planteándose una nueva vida más allá de Jean-Marie Le Pen. El caso es que su hija asegura haber hallado el nombre ideal para el Frente Nacional, pero el padre se lo ha tomado como una afrenta, «una traición, un cambio inexplicable y sospechoso». No tendría que preocuparse tanto el progenitor frentista, porque aunque se llamara Partido de la Paz, la formación de su hija seguirá siendo de extrema derecha. Huy, mira, PP como el PP. Perdón, este mal chiste no tiene nombre. Lo peor es que tiene apellidos, como Le Pen o como Franco.