Itziar Ziga
Escritora y feminista
JO PUNTUA

Pluma Gay

Deliro de amor por Adam Rippon, ese patinador artístico gringo que no se clasificó para competir ni en Vancouver ni en Sochi, que siguió entrenando por su cuenta al borde del hambre, y que vuelve de Pyeongchang con el bronce a una edad en que otros se plantean la retirada. Maricón inconfundible y orgulloso, de amaneramiento combativo y verbo procaz. «Ser un atleta gay es exactamente igual que ser un atleta heterosexual. Mucho trabajo duro, pero normalmente lo hacemos con las cejas más bonitas». Su plante al ultrahomófobo vicepresidente de los USA ha sido glorioso. «¿Te refieres a Mike Pence, el mismo Mike Pence que financió terapias de conversión para gays? Paso. Si me dan la oportunidad de hablar después de las Olimpiadas, prefiero hacerlo con la gente cuyas vidas han sido dañadas por la legislación que él ha llevado a cabo».

La homofobia es un monstruo de mil cabezas. No todos los gays han sido víctimas de bullying, algunos lo evitaron devolviendo el golpe por adelantado. Alf me contó cómo, al aterrizar en una escuela nueva sin la protección de su entorno, entendió enseguida que iba a ser el niño mariquita apaleado. La primera semana les pegó a todos para hacerse respetar. Se llamaba Alberto y el primer día de clase de la carrera de Periodismo en Leioa llegó tarde. Con su pelo platino y su pluma irrenunciable. Para colmo, era de Valladolid. Había que tenerlos muy bien puestos en 1992 para semejante entrada triunfal ante tus ciento ochenta nuevas compañeras y compañeros. El patriarcado señala como débiles precisamente a los hombres rebeldes que más teme. He visto a amigos maricones sacar a hostias de los bares a maromos del Raval que asustan al miedo.

Adam Rippon responde con esa lengua tan viperina como épica. «Para todos aquellos que me escriben tuits diciendo que esperan que fracase, ya he fracasado varias veces en mi vida. Pero lo más importante es que he aprendido de cada golpe, he asumido con orgullo mis errores, he crecido con las decepciones. Y ahora soy una zorra glamazónica preparada para la pasarela».