Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Cuando dejes de quererme»

Retorno al pasado

Una joven bonaerense y su padrastro reciben una llamada que les indica la aparición del cadáver del padre. Dicha llamada determinará para siempre la vida de la protagonista y le obligará a vivir un nuevo episodio que le lleva hasta Euskal Herria, hasta una fosa olvidada en mitad de un bosque de Durango que sirve de tumba anónima y testimonio silente de una guerra. En este viaje que se torna iniciático, la joven descubre pasajes de lo acontecido en una Euskal Herria que, a finales de los 60, escenificó la lucha armada de ETA. En este su debut como cineasta, Igor Legarreta contaba con unos mimbre muy interesantes que con mayor valentía hubieran dado de sí un proyecto afilado ya que en este viaje al pasado sin retorno, tropezamos con un descenso a los infiernos orquestado en las salas de interrogatorio de la Guardia Civil. Incluso podría haber sido lícito que Legarreta hubiera seguido con mayor rigor la senda que recorrió el argentino Juan José Campanella en “El secreto de sus ojos”, cuyo título también se asemeja en su sonoridad al del filme que hoy nos ocupa. Ubicados en tiempo presente, en una escenografía reconocible, la trama adquiere la apariencia de un thriller de corte negro gracias a una investigación a la que también se suma un inspector de seguros.

Zurcido mediante tópicos, el filme se esmera en resultar entretenido sin profundizar, lo cual, y teniendo en cuenta el detonante, lo emparenta con ese tipo de propuestas destinadas a contentar al mayor número posible de espectadores.

Otro aspecto que no termina de cuajar son los ramalazos de humor que, utilizados para aliviar un tanto el poso dramático, tan solo confunden y a pesar de que este rol le haya correspondido a un actor tan solvente como el argentino Eduardo Blanco.