M.I.
LA ENFERMEDAD DEL DOMINGO

Reencuentro campestre entre madre e hija

L a carrera de Ramón Salazar siempre me ha parecido muy almodovariana, porque también empezó haciendo comedias excéntricas, femeninas y coloristas como “Piedras” (2002) y “20 centímetros” (2005), para luego pasarse a los dramas más serios y bergmanianos, de nuevo con actrices, de lo cual es un clara muestra este cuarto largometraje, tras el fallido intento cosmopolita de “10.000 noches en ninguna parte” (2013). “La enfermedad del domingo” se acaba de presentar en la Berlinale dentro de la sección Panorama, donde han destacado la sofisticada fotografía de Ricardo De Gracia, que combina lo urbano y lo rústico, así como la interpretación de Susi Sánchez, una actriz de reparto a la que el cineasta malagueño le es muy fiel.

Como quiera que el argumento de “La enfermedad del domingo” es un puro cliché dentro del cine de autor, Salazar ha querido imprimir un cierto aire de misterio al consabido reencuentro entre madre e hija que han permanecido separadas desde la niñez a causa de un abandono prematuro. Por eso oculta las verdaderas razones que llevan a la hija a reunirse con la madre que le dejó más de tres décadas atrás. Y por el camino va apelando al complejo de culpa de la progenitora, que además es una mujer rica dedicada a las obras benéficas en lujosos salones.