Idoia ERASO

«EL CAMINO DE LOS DIFUNTOS», HISTORIA DE GUERRA SUCIA PARA LA GRAN PANTALLA

Un largometraje basado en el libro de François Sureau «El camino de los difuntos» se rodará probablemente este verano. La obra cuenta la historia de un refugiado vasco anónimo extraditado al Estado español y muerto a manos de fuerzas paragubernamentales.

«Le chemin des morts” fue publicado en 2013, y en 2015 llegaron las traducciones al castellano y al euskara, “El camino de los difuntos” y “Zurrunbidea”, respectivamente. El largometraje basado en esta novela de corte autobiográfico está en fase de preparación, y si consigue la financiación necesaria se grabará en París y en Euskal Herria este próximo verano. La productora Rouge International ha comprado los derechos del libro, el director será el chileno Cristian Jiménez y el guión lo han escrito el propio Jiménez y Thomas Bidegain. Los productores han propuesto el papel principal a un conocido actor francés y están a la espera de su respuesta. También han presentado presupuesto al Centro Nacional Cinematográfico del Estado francés, de cuya aportación financiera depende que el rodaje se realice en el plazo previsto.

El título del libro está basado en la tradición vasca según la cual cada casa tenía un camino específico para llevar a sus difuntos hasta el cementerio, y cuenta de forma novelada la historia del que fue auditor en el Consejo de Estado a principios de los años 1980. Relata la experiencia que tuvo Sureau durante la época en la que trataba las peticiones de extradición de personas refugiadas en el Estado francés. Entre los numerosos casos sobre los que tuvo que decidir se encontraban los de los refugiados vascos, cuya extradición reclamaba el Gobierno español. Bajo el nombre de Javier Ibarrategui, reúne las historias de tres refugiados sobre cuyos destinos tuvo que decidir el entonces joven juez . «El personaje de mi libro es ficticio, se ha ‘construido’ basándome en diferentes refugiados vascos cuyos casos debí tratar, así como refugiados de otros países, sobre todo africanos», explicó el autor.

En la novela, una persona que había militado en ETA en el franquismo se presenta ante el juez para denunciar que si es extraditado seguramente acabará muerto, pero el abogado hace un alegato diciendo que el Estado español es ya un Estado democrático. Para su sorpresa y pesar del miembro del Consejo de Estado, una vez enviado a España a Ibarrategi lo matan.

El relato se enmarca en la época más activa de los GAL en Ipar Euskal Herria, cuando el Gobierno francés comenzó a barajar la entrega de refugiados vascos. Pero este contexto no se trata en la novela, y el escritor rechaza hacer una lectura política de la obra: «La literatura no es política. Sin embargo, la película, al igual que el libro, puede tener interés para hacer que cada uno haga su propio examen de conciencia», sostiene.

Cuando el libro fue publicado en castellano, en los medios españoles una gran parte se centró en remarcar el dolor y el remordimiento que muestra el autor, ratificando su valor literario y ubicándolo también como problemática de actualidad, dada la cuestión de los refugiados en Europa. Pero en lo que se refiere a la lectura que hace el libro de «los excesos de la joven democracia española», se pasan por encima; así, “El País” tituló la crítica: «Buena novela, historia errónea», y ‘‘ABC’’ lanzó este interrogante: «¿Novela autobiográfica o falsedad?».

En el libro el autor hace hincapié en la responsabilidad de las decisiones tomadas en el ámbito jurídico, acompañadas de dudas desde el punto de vista moral, sobre una cuestión en la que engloba a las personas refugiadas de cualquier país. «Hay que cuestionarse sobre el fin, los medios, los sufrimientos y, para terminar, sobre la justicia. Es un camino largo y duro, se sea vasco o no», declaró Sureau.

El escritor, satisfecho con la noticia

El proyecto cinematográfico avanza, pero todavía muchos elementos están por determinar, tal y como explicó su productora Julie Gayet: «No tenemos a los actores principales, el que va a hacer de vasco todavía no lo hemos encontrado. Estamos esperando la respuesta de un actor conocido francés, al que hemos propuesto el papel del abogado, para poder seguir con el resto del casting».

El escritor del libro, en cualquier caso, se ha mostrado satisfecho con la noticia de este nuevo proyecto: «Cuando supe que se iba a realizar la película me puse contento, pero también estoy un poco inquieto, como imagino que ocurre siempre que un libro que hemos escrito es susceptible de ser adaptado». En paralelo, Sureau aprobó la elección de los guionistas: «Durante el encuentro que tuve con Cristian Jiménez y Thomas Bidegain, que acababa de conocer, me tranquilizaron, porque enseguida me llamó la atención el nivel de comprensión que tenían sobre el tema».