A raiz de los enfrentamientos habidos el 22 de febrero en los prolegómenos del partido Athletic-Spartak de Moscú y la muerte por un paro cardiorespiratorio del ertzaina Ino Alonso, el Partido Popular formuló en una sesión anterior una interpelación muy crítica con la consejera de Seguridad –en sintonía con algunos sindicatos de la Ertzaintza–, que dio lugar a una moción que, entre otras cosas, pretendía que el Parlamento pidiera al Athletic «retirar la condición de socio a cualquier persona que sea identificada como parte del colectivo radical y violento Herri Norte Taldea» y prohibir la exhibición en San Mames de cualquier simbología identificativa de este grupo.

Pero ayer, para poder llegar a un acuerdo con PNV y PSE, tuvo que recular y moderar sus posiciones. Hasta a los jeltzales les pareció excesiva la «criminalización» de un grupo, por la mera pertenencia al mismo, y recordó que Herri Norte Taldea, no está entre los grupos señalados por la Comisión Estatal contra la Violencia en el Deporte.

La mención expresa se retiró del acuerdo, pero esto no evitó que, en su discurso, la portavoz del PP, Nerea Llanos, siguiera acusando a HNT.

Jone Goirizelaia, de EH Bildu, dejó clara la posición de su grupo contra la violencia y su solidaridad con el ertzaina fallecido y los dos guardias de seguridad heridos el jueves por ultras del Olympique, pero destacó que según el atestado policial, ni los detenidos ni el material intervenido puede ser atribuido a HNT, por lo que pidió al PP que no faltara a la verdad.

El debate sobre violencia en el fútbol fue largo en el Parlamento, pero sus resoluciones, pactadas por PNV, PSE y PP, acabaron siendo muy genéricas. Incluso en la petición de que Lakua «siga trabajando» para mejorar la eficacia de la Brigada Móvil.

El herido, en planta

En cuanto al guardia de seguridad herido en el cuello durante el partido del jueves, pasó la noche en observación, ayer fue trasladado a planta y es probable que sea dado de alta en los próximos días.

Dos franceses y un belga, ultras del Olympique, fueron detenidos por estas agresiones.

Entre las reacciones a lo ocurrido la víspera, el alcalde de Bilbo, Juan María Aburto, pidió a la UEFA que castigue a los clubes cuyas aficiones hayan demostrado reiteradamente su actitud violenta y que no se les reserve entradas para visitar los campos de equipos rivales.