Iñaki LEKUONA
Periodista

Brocha gorda

Mientras en las calles de pueblos y ciudades de la República francesa cientos de miles de personas se manifestaban en defensa de las pensiones, Dominique de Villepin, diplomático y poliministro jubilado de la política tras su gatillazo como candidato a la presidencia en 2012, le pintaba la cara precisamente a su presidente, al que observa “autoritario”, “bonapartista” casi. En cualquier caso, multirreformista. Porque desde que llegó al poder, Macron no ha parado de lanzar polémicas reformas, la última la de las retribuciones por jubilación, posiblemente con el objetivo de que el ciudadano firme un plan de pensiones con el que el Estado escaquee su responsabilidad en esta cuestión, a la vez que ofrece a la banca otro pedazo de pastel que meterse en las fauces. Y mientras en las calles de pueblos y ciudades del Reino de España cientos de miles de personas se manifestaban también por las pensiones, Manuel Valls, se paseaba por Cataluña en una convocatoria por la unidad de España. La prensa francesa ya ni se pregunta qué pinta Valls allí, porque, muy a su pesar, ya no pinta nada aquí. Por eso seguramente se presenta en Barcelona con la brocha gorda, demostrando que no sólo es más autoritario y bonapartista que Macron, sino que ideológicamente está más próximo al partido de Marine Le Pen. Para pintarse la cara, Valls se vale solo.