Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «FireWorks»

Dentro de un laberinto íntimo y temporal

Tomando como referencia un drama televisivo con personajes de carne y hueso dirigido por Shunji Iwai, sus compatriotas Nobuyuki Takeuchi y Akiyuki Shinbo han unido sus talentos para trasladar a un universo animado este viaje iniciático compartido por dos adolescentes a través de un torbellino temporal. Siguiendo la estela de la referencial “Your Name”, este nuevo intento por hilvanar lo real con lo fantástico se ampara en un discurso romántico en clave folletinesco.

Si bien esto podría suponer un lastre debido a que a ratos los diálogos, la música y las escenas son acaparadas por un tono almibarado, en este intento por ser fiel a dicho estilo, “FireWorks” elude el naufragio gracias a un tempo muy bien definido y a su honesta declaración de intenciones artística.

La paleta pictórica alterna colores vivos y chispeantes con tonalidades pastel que dotan de sentido los cambiantes estados de ánimo y emociones que albergan los dos jóvenes protagonistas cuya rutina se verá alterada tras la aparición de una misteriosa esfera. Los constantes saltos temporales rinden un tributo a la iconográfica pieza maestra de Harold Ramis “Atrapado en el tiempo” pero, lejos de apostar por la comedia, lo que el filme plantea es una radiografía sentimental en la que, más allá de su apariencia fantástica, lo que realmente destaca es el cuidado con que la historia aborda los miedos y dudas constantes que anidan en esa etapa vital tan compleja llamada adolescencia. A ratos desigual en su apartado técnico y desconcertante en el esbozo de los personajes, este anime logra su propósito de abordar una crónica sentimental y vital desde posiciones en las que la sensibilidad y la poesía se amoldan a la perfección al desbordante paisaje animado que plantean sus realizadores. Un laberinto de emociones que invita al espectador a perderse en cada uno de sus múltiples mundos paralelos.