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BILBO

El sector del metal espera poder capear el proteccionismo

Los datos positivos recogidos en los últimos meses por la Federación Vizcaína de Empresas del Metal (FVEM), en gran medida ligados al crecimiento de las exportaciones, tendrán que pasar la reválida de las medidas proteccionistas que pueden llegar desde EEUU.

Sin olvidar «la crisis sufrida y la pérdida de empresas y puestos de trabajo que todavía estamos tratando de recuperar», José Luis López Gil, presidente de la Federación Vizcaína de Empresas de Metal, dibujó ayer un panorama bastante positivo a corto plazo para un sector tan «heterogéneo». En el contexto de la 40ª Asamblea General de la FVEM, anunció que esperan que este ejercicio siga una trayectoria similar a la de 2017, que se cerró con un crecimiento del Índice de Producción del Metal (IPI MET) cercano al 4%.

Esa perspectiva se ha visto reforzada por los resultados del primer trimestre del año, con un crecimiento del 8,7% de las exportaciones en febrero.

En este sentido, indicó que la industria vasca está preocupada con la posibilidad de que entren en vigor los nuevos aranceles al acero y al aluminio anunciados por Donald Trump, que han quedado en suspenso, en principio hasta el 1 de mayo, mientras se desarrolla la negociación entre Estados Unidos y la Unión Europea. La preocupación parte de que esas medidas proteccionistas «harán menos competitivos a algunos sectores estadounidenses, como el automóvil y la aeronáutica». En cuanto a la repercusión en las empresas vascas, López Gil manifestó que confían en «su capacidad y flexibilidad para compensar los posibles efectos negativos y en que sean capaces de encontrar nuevos mercados».

El metal emplea directamente a más de 50.000 trabajadores en Bizkaia, entre todos los subsectores que lo integran (siderurgia, fabricación de productos metálicos, fabricación de maquinaria, electricidad y electrónica, instalaciones y montajes metálicos…). Según datos de la FVEM, genera más de 3.000 millones de euros de valor añadido, destina más de 1.800 millones a salarios y cerca de 500 millones a cotizaciones sociales, e invierte más de 300 millones de euros anuales.

Negociación colectiva

López Gil también hizo referencia a la mesa negociadora del convenio sectorial del Metal, resaltando «la dificultad de llegar a entendimientos» con cuatro sindicatos que «no traen mínimamente consensuados al menos algunos aspectos relevantes». Dijo que la reivindicación de aumentos salariales «desproporcionados» en base a la pérdida de poder adquisitivo «no tiene ninguna base sólida» porque, según indicó, desde 2008, cuando se firmó el último convenio, los salarios de las tablas han crecido 2,05 puntos por encima del IPC acumulado hasta 2017.

En consecuencia, señaló que, tras varias reuniones de la mesa negociadora, las posiciones son «todavía muy distantes».

Por otro lado, el presidente de la FVEM expresó su deseo de que la dirección y los trabajadores de Productos Tubulares «lleguen a un acuerdo» y que se produzca «de una forma rápida» porque «las cosas se pueden deteriorar con rapidez».

Al ser preguntado sobre la situación que atraviesa la planta de Trapagaran, comentó que «parece evidente que los problemas» que ha tenido Productos Tubulares están relacionados con «el mercado, el tema de la divisa», y añadió que, «si va a salir adelante o no, depende de las dos partes», en alusión a la dirección de esta empresa de Tubos Reunidos y a la plantilla.