«Not in my house» fue el grito de guerra que la afición baskonista, volcada como siempre con su equipo, utilizó para llevar en volandas a los suyos el martes y forzar el cuarto partido de la dura serie de cuartos contra el Fenerbahçe. Un cuarto partido que arranca hoy a partir de las 21.00 en Zurbano –pitan Lamonica, Boltauzer y Pastusiak– y en el que habrá que repetir todo lo que se hizo bien 48 horas antes, incluso mejorarlo, para hacer posible que el cruce se decida el próximo martes en Turquía. Para hacer posible el «Not in my house».

«Me voy muy contento porque hemos conseguido un triunfo coral, que se demuestra viendo que tenemos a seis jugadores por encima de los diez puntos anotados y un séptimo con ocho (Timma), que ha sido muy importante en un momento clave del partido», analizaba tras la victoria un Pedro Martínez que también quiso felicitar a sus jugadores «por el carácter con el que han jugado». «Si seguimos manteniéndolo podremos tener opciones de ganar más partidos», apostillaba el técnico catalán.

El sempiterno “Carácter Baskonia” que tan difícil resulta explicar con palabras pero que tan reconocible resulta cuando sucede. Un carácter que, además de todos los aspectos sicológicos, si de alguna manera se puede medir es en los rebotes. O ese mantra de “el rebote es cuestión de ganas”, que repiten los entrenadores. 34-27 para los turcos en el primer partido; 34-22 en el segundo; 33-28 a favor del Baskonia en el tercer choque.

«Esto nos permite tener otra oportunidad para tratar de que el cruce se decida en un partido en el que los dos estemos al filo, es sin duda un buen objetivo para nosotros», añadía Martínez, si bien Marcelinho Huertas, uno de los destacados en la victoria del martes, se permitía ir un poco más lejos en sus declaraciones de ayer, afirmando que el equipo no se conforma con ir al quinto partido, sino que aspira a «ganar la serie».

El carioca advertía de que «siempre puede haber algo nuevo» en cada partido, y que existen «muchas posibilidades sobre todo a nivel defensivo», aunque ve a su equipo capacitado para superar cualquier defensa que se encuentren. «El Fenerbahce ha intentado evitar la defensa de cambio en el último partido», puso como ejemplo.

Pero más allá de los fundamentos del juego, Huertas se felicitaba por poder jugar este tipo de partidos en los que «el público se motiva más desde el inicio» y va al pabellón «con ambición y espíritu de lucha». Espítitu de «Not in my house».

El Khimki salva el primer «match-ball»

El CSKA de Moscú deberá esperar, al menos, 48 horas para certificar su pase a la Final Four de Belgrado. El Khimki, esta vez sí, culminó con victoria otra buena actuación para ganar 79-73 ante sus aficionados y salvar el primer «match-ball» de la eliminatoria. Alexey Shved, con 27 puntos, 4 rebotes, 4 asistencias y 7 faltas recibidas –mal en los triples (2/8) pero infalible desde el tiro libre (7/7), que acabó decidiendo un final de infarto– lideró a los pupilos de Georgios Bartzokas, que tuvieron en Anthony Gill –22 puntos, 7 rebotes– el complemento perfecto para el director de juego ruso. En el CSKA, Cory Higgins fue el máximo anotador con 26 puntos, Othello Hunter aportó 16 tantos y 12 rebotes, pero Sergio Rodríguez no estuvo tan afortunado como otras veces –2 de 8 en triples– y los de Itoudis acabaron echando de menos al lesionado Nando de Colo. Próximo capítulo, mañana a las 19.00.

En la otra serie, el Real Madrid se adelantó 2-1 al Panathinaikos gracias a su victoria por 81-74 en el Wizink Center. Si durante buena parte del encuentro el gran protagonista fue Sergio Llull, que volvía a jugar después de ocho meses y medio lesionado –no estuvo acertado en el triple (2/7) pero dejó un par de pinceladas de su calidad–, al final fue Jaycee Carroll el artífice del triunfo madridista. Sus 17 puntos, pero sobre todo dos canastas, un tiro de dos con 71-70 y un triple más tiro libre con 73-72, colocando un 77-72 decisivo a falta de 50 segundos y decidieron un encuentro emocionante. El próximo, mañana a partir de las 21.00.   A.A.