Iker BIZKARGUENAGA
BILBO

Píldoras de sensatez ante un relato maniqueo, monocromo y montaraz

Los principales medios españoles acogieron el anuncio del final de ETA siguiendo un mismo patrón y sin apenas matices, insistiendo en el relato de la derrota policial de la organización vasca pero, al mismo tiempo, advirtiendo de futuros peligros, en un ejercicio de malabarismo digno de estudio. Frente a este yermo panorama, importantes medios internacionales ofrecieron interesantes análisis y valoraciones de un hito histórico en la política vasca y europea.

Era difícil distinguir ayer un periódico de otro, hallar matices en los editoriales. Tras el anunció de ETA poniendo punto y final a su trayectoria, los quioscos españoles vestían casi todos del mismo color; oscuro, zaíno. O directamente de luto, como ocurría con la portada del “Abc”. «ETA ennegrece aún más su historia», tiraba el decano de Vocento, mientras su hermano bilbaino, “El Correo”, hablaba de «Un final de vergüenza para ETA». En el editorial, apuntaba que «los términos en los que la banda terrorista explica su final resultan tan hirientes, tan desalmados y jactanciosos, que advierten del deseo de sus precursores de que se perpetúe su universo fundamentalista». No estaban para celebraciones en el centenario diario, donde Gaizka Fernández Soldevilla, miembro del Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, lamentaba que «aunque los restos de la banda hayan sido enterrados, su legado permanece».

Con este punto de partida, el esquema se repetía en todas las cabeceras. En “El País”, Rubén Amón creía «muy preocupante que ETA obtuviera una victoria póstuma. Y que prosperara un modelo de sociedad amnésica donde han fertilizado la omertà, la exclusión y la delación como presupuestos de la pureza étnica. ETA sólo habrá desaparecido cuando se hayan extinguido todos los huevos de la serpiente».

Un paso más allá iba “La Razón” con este titular a cinco columnas: «ETA se disuelve para iniciar el ‘procés’ en el País Vasco», y en páginas interiores J.M. Zuloaga, en el complicado trance de reciclarse laboralmente, aportaba su propia visión: «ETA no abandona el ejercicio del terror, pero lo realizará por otros medios con el fin, lo dicen ellos, de lograr sus fines independentistas. Se van pero se quedan para que nadie se olvide de ellos».

«ETA, punto y seguido», titulaba elocuente “El Mundo”.

Todo esto aparecía salpimentado con la aportación de expertos, mandos policiales y asociaciones de víctimas para asentar un relato axiomático, de «vencedores y vencidos», de difícil venta si se expone con portadas negras y a los «vencidos» les ven capaces de liderar procesos cuando ya no existen. O una cosa o la contraria. No lo ven claro.

JONATHAN POWELL

Ensalza en «The Guardian» la labor de la izquierda abertzale

En medio de este chapapote editorial, el aire fresco llegó desde algunos de los principales medios internacionales. Por ejemplo, en “The Guardian”, Jonathan Powell, jefe de Gabinete de Tony Blair y negociador principal del lado británico en el proceso irlandés, publicaba ayer un artículo donde consideraba el anuncio de ETA un motivo de «celebración» y destacaba que más allá de la consabida apelación a la labor policial, «si estos grupos cuentan con un apoyo político, difícilmente podrán ser vencidos por medios exclusivamente militares». «Si en el origen del conflicto hay un problema político, será necesaria una solución política que exigirá diálogo», apuntaba, apostillando que «si los sucesivos gobiernos españoles no se hubieran reunido con ETA, esta no se habría disuelto finalmente».

En este sentido, Powell recuerda el diálogo entre el Ejecutivo de Zapatero y ETA y añade que «desgraciadamente, los acuerdos a los que llegaron en 2005 y 2006 se frustraron cuando ambas partes fallaron al implementar sus promesas». Con todo, señala que igual que en el Norte de Irlanda, el éxito fue consecuencia de los fracasos previos, y destaca que «el trabajo paciente, particularmente el de los líderes políticos de la izquierda independentista del País Vasco, hicieron posible llegar a la declaración de Aiete en 2011».

Luego evoca las complicaciones derivadas de la actitud del PP, y concluye que «en Gran Bretaña tuvimos mucho más fácil negociar porque tanto Laboristas como Conservadores nos apoyamos mutuamente en los esfuerzos para alcanzar la paz».

PRESOS Y PRESAS

Diferentes medios se hacen eco de la política penitenciaria

En un contexto mediático en el que domina la inmediatez y las noticias envejecen en minutos, la declaración final de ETA tuvo mayor eco el mismo jueves en las ediciones digitales que en las versiones escritas del día siguiente. Ayer, por contra, hubo mayor espacio en los medios para el análisis, y varios diarios pusieron el foco en el futuro de los presos y presas políticas vascas.

Por ejemplo, “Le Figaro”, que ha realizado una amplia cobertura sobre todo lo que ha rodeado al anuncio de la organización vasca, señalaba que «la política de dispersión de los presos de ETA en las cuatro esquinas de la Península, justificada por razones de seguridad, pierde mucho de su sentido en cuanto se ha producido la desaparición de ETA». En el mismo párrafo, señalaba que Rajoy deberá pilotar este asunto tan sensible cuando se halla en pugna con Ciudadanos, «que se muestra muy firme en los asuntos vasco y catalán».

Por su parte, “The Irish Times” informaba de que «la cuestión de los prisioneros permanece sin resolver. Más de doscientos siguen todavía deliberadamente ‘dispersados’ en celdas alejadas de sus hogares. Un gobierno sabio terminaría con esta política penal, e incluso consideraría liberaciones tempranas. Sin ETA, estos prisioneros no representan ninguna amenaza de seguridad». Un mensaje muy rotundo.

EL CONFLICTO

«The Washington Post» se pregunta por nuestro futuro

No sólo en Europa. Las consecuencias del histórico anuncio de ETA fueron abordadas también al otro lado del Atlántico. Uno de los principales periódicos de Estados Unidos, “The Washington Post”, se preguntaba en su titular «¿Qué será lo próximo para los vascos y para España tras el fin de ETA?». El rotativo capitalino dedicaba un amplio reportaje a la historia de la organización vasca, desde sus inicios en plena dictadura franquista hasta su final esta misma semana, y tras exponer igualmente la situación de presos y presas y explicar que buena parte de la clase política vasca «lleva mucho tiempo reclamando que sean trasladados a cárceles del País Vasco», se preguntaba por el futuro del nacionalismo vasco. En este sentido, recordaba lo evidente, que «el apoyo social y político al nacionalismo vasco no ha desaparecido», aunque no sea en este momento «tan ruidoso como el separatismo catalán que acapara los titulares», y destacaba que ETA, en la carta remitida a diversos agentes y filtrada hace días, «recordaba que la raíz del conflicto vasco, el deseo de muchos vascos a tener su propio país, permanece irresuelto». «El conflicto no comenzó con ETA y no cesará con el final de ETA», aseveraba, citando el escrito de la organización, y destacando que «su disolución ofrece una nueva oportunidad para acabar con el conflicto».

VÍCTIMAS

Carmen Torres Ripa y Rosa Lluch hablan en «Berria»

En los últimos días se ha hablado mucho de víctimas, se ha dado voz a varias de ellas y han gozado de espacio en los medios organismos que dicen representarlas. Pero los mensajes apenas han distado unos de otros. En este contexto, el testimonio que Rosa Lluch y Carmen Torres Ripa ofrecieron ayer en “Berria” merece ser destacado. Torres Ripa, pareja del periodista José María Portell, muerto por ETA en junio de 1978, dijo sentir «ilusión» tras el anuncio del final de esta organización. «Me parece muy positivo lo que ha ocurrido», explica en la entrevista, donde opina que «el lugar de las víctimas no es la política, es la sociedad. Avanzar, vivir, convivir... eso, mejor fuera del rebaño». Y se lamenta de que «algunas organizaciones se han convertido en partidos políticos. La periodista vizcaina también considera que «ETA no ha sido vencida (…). Lo ha dejado porque la sociedad ha cambiado, se ha dado cuenta de que no tiene lugar. Tan simple y tan complejo al mismo tiempo», apostilla, para destacar que «yo veo vencidos en todas las partes. Haríamos mejor dejándolo así y no darle demasiadas vueltas».

Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, muerto en atentado en el año 2000, recuerda que en la manifestación posterior la periodista Gemma Nierga pidió diálogo a los políticos que iban en la pancarta y que algunos «pusieron mala cara, porque era un mensaje para todos». El mensaje, explica, «fue de Gemma, pero estábamos totalmente de acuerdo. También lo estaría nuestro padre, pues en ello estaba, en que había que hablar con ETA». Cree que hoy ese mensaje «tiene igual validez», y sostiene que «la sociedad vasca tiene mucho de qué hablar ahora».