La cooperativa Irizar presentó ayer en Aduna su nueva planta Irizar e-movity creada para ofrecer soluciones integrales de movilidad eléctrica. La empresa con sede en Ormaiztegi apuesta por el transporte eléctrico en las ciudades como sistema para reducir emisiones y ruidos y, de este modo, contribuir a un medio ambiente urbano más limpio y saludable para las personas. Con este objetivo, la nueva planta se dedicará no solo a la construcción de vehículos, sino que también elaborará sus principales componentes, así como los sistemas de gestión necesarios. Una visión que nace de los desafíos actuales y que busca afrontar los retos del futuro.

La cooperativa Irizar ha pasado de estar en quiebra en 1991 a ser una empresa líder en el transporte de viajeros en todo el mundo en apenas 25 años. Un éxito del que se beneficia el país de forma diversa: nuevos puestos de trabajo, centros de investigación o pedidos a una amplia red de empresas proveedoras son algunos de esos frutos. Un éxito que teje relaciones económicas que dan valor al territorio en el que la empresa está implantada. Y con otros beneficios menos tangibles –no por ello menos importantes– relacionados con la imagen del país que con sus logros proyecta en el exterior. La clave del éxito de esta cooperativa ha estado en que, más allá de la forma jurídica, ha sido capaz de sublimar la filosofía de la cooperación en un modelo de gestión innovador. La esencia radica en saber involucrar a los trabajadores en la gestión de la empresa, no como socios, accionistas o stakeholders, sino como personas que conocen su trabajo concreto y tienen autonomía y capacidad para organizar su trabajo; y también para tomar decisiones, tanto en cuestiones del día a día como en las grandes líneas estratégicas del proyecto.

Mucho se habla de innovación como si se tratara de una cuestión de acumular saberes e inventos. Irizar ha demostrado que la clave de la innovación y de construir proyectos exitosos no está en las cosas, sino en las personas.